La importancia de la fe

19 de Abril de 2024

Simón Vargas
Simón Vargas

La importancia de la fe

simon vargas

“Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.”

Hebreos 11:1

La biblia está llena de enseñanzas de fe, de personajes que cimentaron en este principio su base para enfrentar los contratiempos; Abel, Enoc, Noé, Moisés, Abraham e Isaac todos ellos confiaron y creyeron en Dios para lograr ver aquello que los demás pasaron por invisible; hay un pasaje de la biblia que muestra de forma consistente la fe, se trata de aquél en que el profeta Daniel es librado de los leones, y donde en una breve frase se nos ejemplifica el poder de ésta: …entonces Daniel fue sacado del foso, y ninguna lesión se halló en él, porque había confiado en su Dios. La fe es creer; es la base para lograr nuestros propósitos, sin embargo, no debe ser confundida con el deseo porque lo sorprendente de ésta es que no sólo viene de la pretensión de lo que anhelamos, sino que emana de la confianza de que lo que obtendremos será lo mejor, aunque muchas veces no es lo que pedimos. La fe surge de nosotros, y aunque se identifica con la confianza en nuestro destino, tiene que ver con todo lo que nos rodea; con nuestros anhelos y esperanzas pero también con las personas que encontramos en el camino; reza el proverbio 20:6 ” Son muchos los que proclaman su lealtad, ¿pero ¿quién puede hallar a alguien digno de confianza?” porque esta virtud también se traduce en certeza; en esperar lo mejor de los demás, en creer en la lealtad, creer en el amor al prójimo, creer que el otro también vela y coadyuva para alcanzar mi propósito. Nos hemos convertido en personas rodeadas de gente pero que con frecuencia creamos barreras para no exponer emociones, porque lo difícil de la fe es que entraña, una doble referencia: a la persona y a la verdad; al prójimo como ser humano y a la verdad que la persona atestigua; es quizá por esta complicada razón que la fe atraviesa por una crisis, en algunas ocasiones no creemos si no vemos, no confiamos si no tenemos antecedentes, no entendemos si no hay una respuesta lógica. Vivimos en un mundo con mayor celeridad, con mensajes alarmantes en cada noticiario, con tecnología que avanza a un ritmo vertiginoso, una sociedad donde la desconfianza nos asalta contantemente y donde la fe se ha convertido poco a poco en un concepto vago e indefinido, que relativiza la vida. No es necesario hacer distinciones entre religiones, porque cada una de ellas da a la fe y a la esperanza un lugar central a la hora de construir la identidad del creyente. Creer es sentir que siempre hay otra opción; es un valor profundo que nos recuerda que debemos afrontar las derrotas, que nos insta a levantarnos las veces que sean necesarias. La fe no sólo es una de las virtudes teologales junto con la esperanza y la caridad, la fe nos ayuda a seguir diariamente por el camino que hemos decidido tomar, incluso es esperar de este camino lo mejor. Se pronuncia sencillo, y todos creemos tener fe, pero cuando los problemas nos abaten frecuentemente es cuando más cuestionamos a Dios por lo que nos pasa, es cuando se llega a cuestionar la confianza en él o en aquellos que nos rodean, cuando vemos que el camino comienza a complicarse es cuando dudamos de las decisiones que se han tomado y las que se han dejado pasar; en estas fechas de reflexión, en un año complicado, en una sociedad con un incremento en la delincuencia e impunidad, esta virtud teologal debe convertirse en nuestra fortaleza. La fe es un acto personal, es completamente inexplicable porque vive en los que queremos vivir, no es el entendimiento lógico y racional, sino que se da en lo profundo de la verdad, de lo bueno, de que aquello que pasa siempre tiene que suceder encaminado a un crecimiento intrínseco y personal; recordemos lo que se cita en Corintios 10:13 “no pasaremos por ninguna prueba que no sea humanamente soportable, podemos confiar en Dios, que no nos dejará sufrir pruebas más duras de lo que podemos soportar; por el contrario, cuando llegue la prueba, Dios nos dará también la manera de salir de ella, para que podamos soportarla.” https://bit.ly/2DYPGAk No se trata de creer absolutamente en los demás, sino de creer en uno mismo, de escuchar esa voz interna que te insta a tomar algunos caminos, de ese destello suspicaz que te empuja a creer en las decisiones tanto las buenas como las malas; debemos tener confianza, convirtámonos en personas que asumen, en personas que creen en lo bueno que hay en el prójimo, en personas guiadas por la justicia, pero sobre todo por la fe.

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