Un año especialmente mortal para las mujeres periodistas

19 de Abril de 2024

Un año especialmente mortal para las mujeres periodistas

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Foto: www.theintercept.com

Las profesionales de los medios también son presa de agresiones sexuales o enfrentan riesgos como el acoso en línea

El martes, el periodista mexicano Gumaro Pérez Aguilando recibió un disparo en la cabeza mientras asistía a la obra de Navidad de su hijo. En octubre, un coche bomba mató a la periodista maltesa Daphne Caruana Galizia cuando manejaba cerca de su casa. El verano pasado, la periodista sueca Kim Wall fue apuñalada hasta la muerte mientras realizaba una investigación a bordo de un submarino casero; su objeto de estudio, el inventor danés Peter Madsen, está acusado de su asesinato.

Estos fueron algunos de los 42 casos de mujeres periodistas asesinadas debido a su trabajo durante 2017, según un informe publicado por el Committee to Protect Journalists (CPJ). Ese número incluye un porcentaje inusualmente alto de mujeres, descubrió el informe.

“Lo que estamos viendo es un deterioro de las proporciones globales en el entorno de libertad de prensa”, dijo Courtney Radsch, directora de defensa del CPJ.

Aunque los asesinatos de periodistas disminuyeron este año, un número récord de 262 periodistas fueron encarcelados por sus reportes, y Turquía encabeza esa lista con el número más alto, seguido por China y Egipto. Radsch señaló que el número de periodistas en prisión acusados de publicar noticias falsas se ha más que duplicado. “Parece haber una manifestación en la vida real de la falsa retórica noticiosa que busca denigrar y deslegitimar el papel de los periodistas y el periodismo en una sociedad, particularmente en las democracias”, dijo.

En línea con años previos, 90% de los periodistas asesinados era local; muchos murieron en zonas de guerra. Aunque actualmente mueren menos periodistas en Medio Oriente en comparación con años recientes, Irak y Siria fueron los lugares más peligrosos para los periodistas en 2017. Más periodistas han muerto en Irak que en cualquier otro país desde 1992, cuando el CPJ comenzó a llevar un registro detallado. En la guerra en Yemen, al menos dos periodistas fueron asesinados por los bombardeos lanzados por las milicias Houthi y Saleh, y al menos otros dos periodistas resultaron heridos en ataques aéreos por parte de la coalición encabezada por Arabia Saudita.

Foto: HECTOR GUERRERO/AFP/Getty Images)

El tercer país más peligroso fue México, con al menos seis personas asesinadas por sus reportes periodísticos. Esto incluye a varios periodistas de alto perfil, como Miroslava Breach y Javier Valdez Cárdenas. Según Radsch, la muerte de periodistas mexicanos suele estar relacionada con su cobertura de la corrupción, los cárteles de la droga y el crimen organizado, pero casi ninguno de los perpetradores ha comparecido ante la justicia. “Es esa combinación de asesinatos desenfrenados e impunidad endémica lo que causa un efecto escalofriante en todo México”, agregó. (Otras organizaciones han contabilizado un número mayor de periodistas asesinados en México, y en todo el mundo, debido a su trabajo, pero Radsch dice que el CPJ incluyó solo casos en los que se confirmó una relación entre su muerte y su trabajo periodístico). Este año fue particularmente mortal para las mujeres. Si bien el promedio histórico de mujeres periodistas asesinadas es de 7%, este año alcanzó un máximo del 19%. Eso puede deberse a que hay más mujeres que cubren más temas y regiones peligrosas que en años anteriores, dijo Lauren Wolfe, periodista de investigación y directora del programa Mujeres Bajo Acoso del Women’s Media Center.

Las mujeres periodistas enfrentan riesgos particulares; por ejemplo, es más probable que experimenten agresiones sexuales y acoso en línea comparadas con sus colegas masculinos. Wolfe dijo que, con frecuencia, aquellos que se supone deben proteger a las periodistas, como guardias y choferes, pueden representar las mayores amenazas en el trabajo.

El abuso sexual está emergiendo como uno de los mayores obstáculos para la libertad de prensa cuando se trata de mujeres periodistas, pero el CPJ no lo monitorea en sus informes anuales, lo que resulta una limitación a los ojos de Elisa Lees Muñoz, directora ejecutiva de la International Women’s Media Foundation. “No pintas el cuadro completo cuando solo monitoreas asesinatos y encarcelamientos y acciones legales, porque los tipos de amenazas que enfrentan las mujeres son igualmente insidiosas y coaccionan a la libertad de prensa”, aseguró.

Pero Radsch, del CPJ, dijo que es difícil controlar los incidentes de abuso sexual porque, a diferencia del encarcelamiento y el asesinato, a menudo no se observan en el exterior; depende de quienes han sufrido acoso para hacerlos públicos.

Incluso con las puertas del momento #MeToo abiertas de par en par, las mujeres aún no se sienten con la libertad de hablar sobre sus experiencias de ataque, por miedo a reacciones violentas. El problema aún conlleva un estigma cultural y profesional. Muñoz enfatizó el riesgo implícito de que la violencia de género puede llevar a las redacciones a adoptar un enfoque condescendiente, limitando las tareas disponibles para las mujeres y evitando que avancen en sus carreras al mismo ritmo que los hombres. “Hemos visto cómo hombres que han sido encarcelados vuelven al trabajo (...)que han sido secuestrados aceptar asignaciones en ambientes hostiles. Eso no parece afectar su capacidad para informar desde en estos entornos, mientras que a las mujeres se las trata automáticamente como si tuvieran algún daño y necesitaran protección”, mencionó.

Gran parte de la conversación sobre género y libertad de prensa también continúa viendo al género como una construcción binaria, enfocándose solo en las diferencias entre hombres y mujeres. El CPJ introdujo una categoría no binaria en su base de datos, además de un desglose masculino-femenino, pero no hay registros disponibles que reflejen las experiencias de los periodistas que no son catalogados como cisgénero.

Tanto Wolfe como Muñoz sugirieron que la contratación de más mujeres en puestos de alta dirección ayuda a las redacciones a crear un entorno más seguro para las periodistas. Aparte de eso, Muñoz dijo que en la sala de prensa debe haber una cultura enfocada en la diversidad como un objetivo en sí mismo. “Simplemente debe ser una prioridad”. Las redacciones deberían “querer que las mujeres denuncien, de modo que brinden una diversidad de puntos de vista”.

El dato. Desde 1992, más periodistas han muerto en Irak que en cualquier otro país, cuando el CPJ comenzó a llevar un registro detallado.

Defunciones. Actualmente mueren menos periodistas en Medio Oriente que en años recientes.