El beso del diablo

16 de Abril de 2024

Oscar Moha
Oscar Moha

El beso del diablo

La mañana del jueves 6 de junio, la oficina de la Presidencia de la República invitó al pastor Arturo Farela Gutiérrez al “Acto de Unidad” convocado por el Jefe del Ejecutivo, Andrés Manuel López Obrador, para demostrar que no está solo en el país ante las amenazas de su homólogo de Estados Unidos que con mucha frecuencia escupe al gobierno mexicano en busca de simpatías de sus coterráneos para ganar adeptos y asegurar su reelección.

Muchos medios, por no decir todos, lo calificaron como “el representante” de las Iglesias Cristianas Evangélicas del país, lo que dista mucho de ser verdad. Para la mayoría de esas congregaciones es casi un sacramento la toma de decisiones democráticas, mientras que la Asociación Civil que encabeza el pastor nunca ha cambiado de dirigente nacional e internacional desde que se creó, o sea más de una década, lo cual habla de una forma unipersonal de tomar decisiones.

Ya en el evento, el pastor Farela en su improvisado mini sermón mencionó dos veces la casi nula esperanza que tenía la delegación mexicana que fue a negociar a Estados Unidos que Donald Trump no cumpliera su amenaza de cobrar aranceles de manera mafiosa de lograr acuerdos. Así que pidió un aplauso para quien encabezó al equipo negociador, el canciller Marcelo Luis Ebrard Casaubón.

Farela es un político-pastor cuya visión terrenal le alcanza para elevar al canciller Ebrard al tamaño de un “ungido”. Y por eso es que pastores de varias denominaciones que sí son representativas vieron en sus palabras un “predestape santificado”. Pero el camino no se hace solo, el dirigente de esas Iglesias anda movido en reuniones con funcionarios de alto y bajo nivel. Le han dado cuerda desde Palacio Nacional para hacerlo con fines que todavía sus colegas no acaban de entender.

El 26 de marzo pasado, se reunieron la Subsecretaria de Desarrollo Democrático y Participación Social de Gobernación, Diana Álvarez Maury; personal de Área Jurídica de esa dependencia y el Director de Asuntos Religiosos, Héctor Miranda Anzá con Farela Gutiérrez según para “analizar la viabilidad y reformar las leyes que prohíben que las Iglesias sean concesionarias o permisionarias” de estaciones de radio y televisión.

Para que los Ministros de Culto puedan ser propietarios de frecuencias se necesitan cambiar por lo menos tres Artículos de la Constitución y eso no se arregla en Gobernación, sino en las Cámaras de Diputados y Senadores, a menos que las promesas de cambio sean sólo eso. Modificar la Ley o el Reglamento de Asociaciones Religiosas y Culto Público no sería suficiente argumento para dar las concesiones. No al menos para quienes desean que el Estado conserve lo que le queda de laicidad.

Días después, el 11 de junio, Farela fue invitado por la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana a la “Primera Sesión Ordinaria 2019 de la Zona Centro”, de la Conferencia del Sistema Nacional Penitenciario para hablar sobre “Libertad de Culto y Apoyo en el Trabajo Religioso en los Centros Penitenciarios”, según el oficio número SSPC/OADPRS/14119/2019, en donde por cierto ya le buscaron otra profesión pues se dirigen a él con el título de “Doctor”. Algo le deben saber.

Finalmente, aprovecho con mucha gracia el infortunio por el que atraviesa La Luz del Mundo. En un boletín de prensa deslindó a toda la comunidad cristiana evangélica de México de esa Asociación Religiosa y dijo que en este país hay “35 millones” de quienes en ese documento se erigió como vocero.

Se ignora de dónde sacó esa extravagante cifra. Si realmente existieran 35 millones de cristianos evangélicos estaríamos hablando de que en cada una de las 32 entidades de la República Mexicana hay más de un millón de fieles que responden a esa preferencia religiosa. Consultando elementalmente los censos, los libros de secundaria y algunos escritos de expertos en la materia y sabiendo sumar y dividir se llega a la conclusión de que no hay más de un 12% de evangélicos. O sea no más de 15 millones en todo el país, sin contar a los de la Luz del Mundo que ya fue segregada por Farela.

El pastor quiere deslumbrar a los reflectores, dando entrevistas, asistiendo a eventos, calificando y descalificando Iglesias, lo que muy seguramente le acarrea capital político nada despreciable, que podría servir como moneda de cambio, muy al estilo Encuentro Social, que “ganó” escaños en ambas Cámaras, con la única salvedad de que Farela no tiene a quién reportar ni repartir, así que la ganancia bien puede quedar en familia… en la familia de la fe, por supuesto.

PALABRA DE HONOR: ¿Quién se puede enfrentar hoy por hoy a la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, en el terreno político? El aplausómetro alcanzó niveles grandulones cuando el padre Alejandro Solalinde la destapó como su precandidata presidencial en el Evento de Unidad. Y más cuando el Jefe del Ejecutivo la abrazó, le levantó la mano y pidió otra ovación para la funcionaria. Sólo la realidad le puede hacer frente. Un aplauso… mejor dos.