¿Alito vs. PRI?

19 de Abril de 2024

Guillermo Sesma

¿Alito vs. PRI?

GUILLERMO SESMA

Que los partidos políticos tengan un comportamiento cupular ya no sorprende a nadie. Izquierda, centro y derecha han hecho gala del nepotismo cínico en más de una ocasión, priorizando el compadrazgo y los intereses personales por encima de la competitividad electoral, los procesos democráticos y el fortalecimiento de sus respectivos institutos políticos.

El proceso electoral 2021 es sin duda alguna una prueba de fuego para el priismo, y es que tras el descalabro sufrido en 2018 y los constantes escándalos de corrupción que rodean al partido, se ha convertido en una fuerza política cada vez más discreta que ya en 2017 había perdido más de 40% de su fortaleza territorial.

El hecho de que Alejandro Moreno, actual dirigente nacional del tricolor, haya repartido a capricho las diputaciones plurinominales, ha desatado fuertes críticas por diversos sectores del partido, y es que no sólo hay quienes no ven en el campechano el talento para enfrentar el actual proceso electoral, sino que lo ven como un gestor de la desaparición del partido.

En la flamante lista hay figuras como Rubén Moreira y su esposa Carolina Viggiano, Secretaria General del partido. También está Eduardo Murat Hinojosa, hermano de Alejandro Murat, gobernador de Oaxaca; Ricardo Aguilar, secretario de la organización del Comité Ejecutivo Nacional; Ildefonso Guajardo Villarreal, ex titular de la Secretaría de Economía; e Ismael Hernández Deras, líder de la Confederación Nacional Campesina (CNC), así como Eufrosina Cruz Mendoza, quien hasta 2018 militó en el PAN y se consideraba cercana a Felipe Calderón. Sin embargo, la cereza del pastel es que el mismo Alito encabeza dicha lista.

Pensar que el atropello a las bases partidistas no tendrá consecuencias es pecar de inocente. Impugnaciones y descontento serán el pan nuestro de cada día hasta que la dirigencia nacional no ajuste o por lo menos negocie con audacia, pues son muchos los liderazgos de distintos tamaños los que han señalado la imperante necesidad de que el Revolucionario Institucional recupere su vocación popular y de cercanía con las bases si es que quiere mantenerse en la escena política nacional siendo un partido verdaderamente competitivo y del agrado de la gente. Los liderazgos que se han hecho desde abajo y con el pie en tierra, hoy son nuevamente descartados para dar un lugar de privilegio a juniors políticos y amiguetes.

Da la impresión de que el peor enemigo del PRI son los priistas. Sí, esos priistas de “abolengo” que poco o nada han hecho por el partido, pero que en su exclusiva agenda tienen el teléfono de quien toma las decisiones y además se llevan muy bien. La misma elección en su natal Campeche luce como una batalla casi perdida ante un priismo que no quiere apoyarle en tanto las decisiones sigan siendo caprichosas.

Para el electorado ya era difícil y confuso ver en muchas entidades la alianza PRI-PAN-PRD, una combinación de agua y aceite que va a ser difícil de tragar para militantes, simpatizantes y hasta para quienes están decidiendo a quién le darán su voto el próximo 6 de junio.

El PRI ya tiene bastantes problemas para conseguir candidaturas en los estados, la negociación con sus hoy aliados no siempre sale bien y en diversas entidades los priistas de tierra no están contentos con las decisiones, abriendo la posibilidad de que operen y se sumen con otros partidos y candidatos o simplemente el día de la elección prefieran no salir de casa.

El desgaste del PRI no es necesariamente atribuible a Alito. Lo que sí es su responsabilidad es hacer la gestión política necesaria que le permita al tricolor ser nuevamente una fuerza política relevante sin depender de alianzas partidistas y acuerdos en lo oscurito. Alejandro Moreno tiene la oportunidad de ser el liderazgo que rescate al partido o la mano que le dé el tiro de gracia al priismo. Cualquiera pensaría que la decisión es fácil, pero dados los acontecimientos, la duda se mantiene.