Salvo el presidente de México y Mario Delgado, presidente de Morena, nadie ha defendido al presunto violador Félix Salgado Macedonio. Su postulación es una nueva ofensa a las mujeres, a las feministas, a las víctimas de violencia de género, a las instituciones. Ofende y agrede a la sociedad mexicana, inunda de inseguridad a la sociedad guerrerense y maniata a la sociedad en general. Es de vergüenza que en el México del 2021 estemos siquiera discutiendo que un personaje con una trayectoria marcada por excesos, presuntos vínculos con la delincuencia organizada y acusaciones en proceso por violación, esté postulado a un puesto de elección popular y más a uno de gobernador de un estado.
Nuestra corta memoria colectiva es impresionante, en el año 2014 Guerrero vivía uno de los episodios más terribles y obscuros de la historia moderna de México. Guerrero estaba incendiado, había múltiples manifestaciones y reuniones en la entonces residencia oficial de Los Pinos entre el presidente Peña Nieto y los padres de 43 jóvenes desaparecidos, en una de las cuales se colaron dos miembros del Ejército Popular Revolucionario (EPR). Detuvieron al alcalde de Ayotzinapa, pidió licencia el gobernador del estado, en fin, se vivía una incertidumbre social que hacía de Guerrero una entidad al borde de un estallido social que por sus características e historia, pudo haber sido muy violento.
Hoy está en todas las conversaciones, estamos discutiendo la postulación de un candidato que es un presunto violador para el cargo más importante de Guerrero. Un estado marcado por la pobreza de la gente, por los bajos índices de escolaridad, por la presencia del crimen organizado. Un estado sembrado de amapola, en donde la inseguridad y la violencia son reales.
El actual gobernador Héctor Astudillo hizo un trabajo que la historia le va a reconocer: Guerrero pasó de vivir casi un estallido social a mantener el orden que le permite seguir. No lo hizo en las mejores circunstancias,
con un cambio de gobierno, cambio de políticas públicas, con débiles finanzas y un panorama general desfavorable.
Ahora Guerrero tiene en la antesala electoral a Félix Salgado Macedonio como candidato de Morena a la gubernatura. Un presunto violador de tres mujeres y que representa múltiples ejemplos de excesos. Este personaje solo podía haber sido postulado a gobernador de un estado como Guerrero por su pobreza y dependencia de los programas sociales federales. Félix Salgado no podía haber sido postulado en la Ciudad de México, ni en Nuevo León, ni en Guanajuato, ni en el Estado de México, porque ahí las sociedades son más activas, más vivas y demandan más de sus candidatos y partidos. Esta postulación marca un nuevo abuso sistemático por parte de Morena a un Guerrero desigual. ¿Qué se puede esperar de Félix Salgado como gobernador? ¿Cuál será su postura para quienes lo han señalado dentro y fuera del estado por lo que es? ¿Cuál será su política ante la permanente violencia de género? El pacto lo tiene que romper Morena, el pacto de impunidad lo debemos romper todos.