Una alianza sin alianza

24 de Abril de 2024

Guillermo Sesma

Una alianza sin alianza

GUILLERMO SESMA

Las semanas siguen pasando y en la alianza opositora siguen sin candidato presidencial, por el contrario, cada vez son más los liderazgos que se autodestapan como posibles contendientes, aunque tengan nula competitividad electoral y gran parte de la ciudadanía no sepa ni quienes son. Priistas, panistas y perredistas se sienten motivados a ser candidatos presidenciales solo porque algún compadre les dijo que “si fulanito puede ¿Por qué tu no?”.

Lo cierto es que no se ve una alianza partidista, sino un acuerdo entre dirigentes que parecen estar más preocupados por permanecer al frente de sus respectivos partidos que por construir un proyecto político con rentabilidad electoral que pueda hacerle frente a Morena y sus “corcholatas”.

Nombres van y vienen, las encuestas nos sorprenden cada semana con un nuevo aspirante que luce más débil que los anteriores o que está ahí por una coyuntura momentánea o por haber pagado un buen bono para aparecer en el candelero.

Los que suspiran critican mucho y proponen poco, sus argumentos son débiles, pues dan más la impresión de ser personajes que temen perder sus privilegios, que una verdadera preocupación por el bienestar nacional.

Unos estridentes otros reflexivos, pero todos, absolutamente todos, se parecen a Ricardo Anaya o a José Antonio Meade, como si la oposición no supiera construir otras narrativas que no sean las del ricachón que se da baños de pueblo o la del supuesto nerd que tiene todas las respuestas.

Ni unos ni otros han logrado entablar un diálogo con la ciudadanía, nutren sus redes con politiquería barata que poco o nada conecta con el electorado. Mucho se habla de conformar un gobierno de coalición, pero eso luce lejano y difícil, sobre todo cuando no han sido capaces siquiera de concretar una candidatura común, ellos ya van en el postre, pero no han preparado ni la ensalada.

La alianza luce débil, tan débil como sus suspirantes, en ocasiones me pregunto si no están dando ya esta batalla por perdida y a la espera del mero trámite electoral para que Morena siga ocupando la presidencia de la república.

La democracia se nutre de la competencia, de la diversidad y de la participación y aunque hoy a muchos no les guste, la alianza es un barco sin timón, sin capitán, sin rumbo y al parecer sin ganas de llegar a ningún lado.

No se les ve voluntad, acuerdo o proyecto que motive a la participación de todos aquellos que no están de acuerdo con las políticas del presidente y con la conducción que ha dado Morena al país.

La alianza no inspira ni a los aliancistas, no convence a sus bases y cada día esta más lejos del interés de la ciudadanía. El tiempo corre sin prisa, pero sin pausa y no se ve en el horizonte que realmente puedan armar un proyecto y una candidatura ganadora.

Que exista un solo partido dominante no son buenas noticias para la incipiente democracia mexicana, pero este puede ser nuestro único destino si el resto las fuerzas políticas no evolucionan y construyen de la mano de la ciudadanía.