La Doctrina Trump: “we’re America, bitch”

19 de Abril de 2024

La Doctrina Trump: “we’re America, bitch”

20 JP 105

Parece que el presidente estadounidense está aplicando a sus principios una jugada del libro ruso sobre desestabilización, porque cree que mantener a los aliados y adversarios, por igual desequilibrados perpetuamente, beneficia a Estados Unidos

Luego de que su primer año en el gobierno lo dedicó casi exclusivamente a la política interior y al avance de su agenda radical nacionalista en favor de su base electoral, el presidente de Estados Unidos por fin comienza a vislumbrar “La Doctrina Trump” en política exterior, si es que puede existir algo similar en la misma oración.

La última semana ha sido un claro indicativo del rumbo que la actual presidencia estadounidense toma en cuanto a su posición en el tablero internacional y, por otra parte, la pregunta sobre si Estados Unidos puede sobrevivir a Trump y a su política exterior o si sólo es un momento pasajero que se debe más a la presidencia de un hombre que a los efectos de largo plazo de la posición global de Estados Unidos.

La primera ocasión en la que Trump pudo conocer a sus principales aliados de la OTAN fue en una reunión en Bélgica, en mayo de 2017. Un encuentro que tuvo como titulares a la humillación que ejerció Trump sobre sus aliados. En aquella ocasión el estadounidense desairó a Angela Merkel, Emmanuel Macron, Theresa May y el resto de Europa. Un desastre de relaciones públicas, de comportamiento y lenguaje. Una humillación pública y una decepción monumental cuando el estadounidense evitó, además todo compromiso firme con la defensa conjunta.

Un año después, en la reunión del G7, Trump se la volvió a hacer a los aliados. Este fin de semana pasado el presidente viajó a Canadá, previo a su viaje a Singapur, para reunirse con los líderes de las siete naciones más poderosas del mundo. Esta escala antecede al histórico encuentro que ocurriría días después entre Trump y Kim Jong-un en la nación asiática, indicativo del simbolismo y la importancia de las relaciones exteriores que el presidente considera al momento: abusado por sus aliados históricos y en busca de contrapesos que le permitan tener una influencia importante en el orden mundial. Quizá lo único que aportó Donald Trump a la reunión del G7 fue la fotografía que se convirtió en un clásico instantáneo para la historia. Angela Merkel, Shinzo Abe y Emmanuel Macron parados enfrente de Trump que se encontraba sentado con los brazos cruzados como niño berrinchudo esperando a ser convencido del beneficio de las acciones de sus padres. Una imagen simbólica del rechazo con el que Trump ha tratado a sus aliados europeos y estadounidenses.

›Durante la reunión, Canadá se unió a México a la lista de países insultados, luego de que Trump se dijera traicionado por el primer ministro canadiense, Justin Trudeau. La negativa de Trump a firmar el acuerdo de la reunión con el G7 dio paso a la firma que sí sostuvo posteriormente con el mandatario de Corea del Norte, Kim Jong-un en Singapur. En una semana, el presidente alejó a sus aliados y acercó a sus enemigos.

Con todo y las dificultades que representa aterrizar profesional y académicamente una doctrina de Donald Trump en cuanto a política exterior, Jeffrey Goldberg, en The Atlantic hace un buen primer acercamiento, luego de la intensa semana en política exterior que vivió Trump. Según Goldberg a muchos de los críticos de Donald Trump les resulta difícil atribuir a un presidente que consideran subestimado e históricamente insensible, una doctrina de política exterior que aborde la coherencia. Una “Doctrina Trump” requeriría evidencia del Pensamiento Trump, y la prueba de tal pensamiento, según el argumento, es escasa. Esta visión está informada en parte por sentimientos de condescendencia, pero no es meritoria. Barack Obama, cuya doctrina de política exterior estudió Goldberg en profundidad, fue cerebralmente responsable. El hombre que lo sucedió es, quizás, el presidente más emocional de la historia de Estados Unidos.

A diferencia de Obama, Trump no tiene la capacidad de explicar nada que se parezca a una filosofía de política exterior, pero esto no significa que no tenga ideas. En los últimos meses, dice Goldberg, ha pedido a varias personas cercanas al presidente que proporcionen breves descripciones de lo que podría constituir la “Doctrina Trump”. Intentó, como parte de un proyecto más amplio, comprender la naturaleza revolucionaria del enfoque de Trump en los asuntos mundiales. Esta tarea se volvió aún más interesante durante el fin de semana, cuando Trump hizo su movimiento más ambicioso para desmantelar la alianza occidental encabezada por los Estados Unidos; se vuelve aún más interesante cuando Trump lanza, sin preparación o conocimiento básico, una complicada negociación nuclear con un régimen fanático y extraño. Tomando en cuenta el análisis sobre la falta de estrategia y pensamiento con la que Trump dirige su agenda global, el nacionalismo económico con el que prometió gobernar tras la evangelización que sufrió a manos de Stephen Bannon, Steven Miller y otros, es el hilo conductor sobre el cual el presidente estadounidense recuenta las injusticias que Estados Unidos sufre a manos del mundo y sus aliados con los déficits comerciales.

También a nivel militar, Trump pretende ejercer la fuerza y músculo para disuadir los ataques y provocaciones. La influencia que Trump está teniendo en el mundo a través del gobierno estadounidense deja en claro el cambiante orden mundial que pretende provocar el presidente. Con el acercamiento a Rusia, a Corea del Norte, a China y otras potencias como el nuevo gobierno italiano antieuropeo, es más importante que nunca entender los movimientos geopolíticos que consecuentemente provoca el presidente sin considerar el mediano y largo plazo. Por lo pronto, Trump parece estar aplicando a su doctrina una jugada del libro ruso sobre desestabilización: al final del día, Trump cree que mantener a los aliados y adversarios por igual desequilibrados perpetuamente beneficia necesariamente a los Estados Unidos. Eso incluye a México.