Todos los intentos por sugerir un cambio en la comunicación del gobierno, han chocado en la Oficina de la Presidencia, que encabeza Aurelio Nuño. El fracaso es claro: en dos meses, un crimen ordenado por un alcalde y ejecutado por policías municipales y una banda criminal, terminó en ser ordenado por el presidente Enrique Peña Nieto y el gobierno federal. ¿Cómo se llegó a eso? Pues por la mala comunicación que maneja don Aurelio. Las redes sociales contribuyeron enormemente a la difusión masiva y global. Lo peor es que Nuño sabía desde hace meses que la estrategia de Alejandra Lagunes, responsable de este tema en Los Pinos, no funcionaba, y que tampoco la empresa privada, Agavis Digital, representada legalmente por Aarón Fernández. Pero no hizo nada al respecto y ahora se hundió él y se llevó al presidente con él.