Equiparan a Veracruz y Tamaulipas con zonas terroristas

24 de Abril de 2024

Equiparan a Veracruz y Tamaulipas con zonas terroristas

periodismo
Foto: Especial

UNESCO publica manual para coberturas violentas; admite que creció riesgo para periodistas

Evitar el sensacionalismo, filtraciones y fuentes confidenciales; informar datos verídicos y corroborados, no hacer apología de la violencia y respetar la dignidad de las víctimas, especialmente de los niños, son algunos de los puntos clave que la Organización de las Naciones Unidas incluyó en su manual para periodistas denominado El terrorismo y los medios de comunicación. “La relación entre el terrorismo y los medios de comunicación es compleja y pesada. Actualmente vive su peor momento. Es una relación simbiótica perversa, donde grupos terroristas diseñan espectáculos violentos para seguir atrayendo la atención del mundo, y la prensa en su afán de cubrir de pared a pared debido al enorme interés de la audiencia”, apunta Frank La Rue, subdirector general de Comunicación e Información de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

Bajo la premisa de que el terrorismo y la violencia contra civiles no es algo nuevo y su cobertura mediática es necesaria, debido a que el extremismo violento representa en la población de muchos países la principal amenaza en su vida cotidiana, la UNESCO presentó en este manual las principales directrices por las que los medios de comunicación y los periodistas deben conducirse en la cobertura de hechos trágicos como los atentados de París en noviembre de 2015, o la reciente explosión en el Manchester Arena, ocurrida el 22 de mayo de este año.

En un panorama donde la población de cualquier parte del mundo puede ser víctima de un atentado con bombas, tiroteos y demás actos violentos, existen movimientos políticos que buscan aprovecharse de la tragedia y ganar apoyo y simpatía de los ciudadanos. Para La Rue resulta fundamental reflexionar sobre cómo los medios de comunicación pueden contribuir inadvertidamente a este clima tenso. El reto está enfrente de la prensa mundial. “En estos tiempos difíciles, con audiencias fragmentadas y muchas organizaciones mediáticas, los periodistas deben resistir el impulso de sensacionalizar las cosas en el interés de atraer los ojos, las orejas o los clics. Deben mantener una perspectiva global y prestar atención a las palabras que usan, los ejemplos que citan, y las imágenes que muestran”.

No estamos preparados

Si bien en México aún no se han hecho presentes los efectos del terrorismo transnacional que ha golpeado a naciones como Estados Unidos, Reino Unido y Francia, el manual de la UNESCO establece que el aumento de los riesgos de ser secuestrado, asesinado o amenazado, a consecuencia del terrorismo y la violencia representa una amenaza creciente para los periodistas.

El envío de reporteros y periodistas a las zonas de conflicto, al lugar de los hechos tras algún atentado o cuando sólo se ha tenido el reporte de la presencia de algún grupo o hecho violento, resulta el factor determinante para vulnerar la integridad de los comunicadores. Es por ello que la amenaza constante, el secuestro para mantenerlos como rehenes, e incluso el asesinato de reporteros locales y corresponsales resulta una práctica común entre grupos guerrilleros, terroristas, y criminales como es el caso de México.

En razón de esa situación, el manual indica que los medios de comunicación han optado por dejar de enviar a sus periodistas a zonas inseguras, como los territorios controlados por el Estado Islámico o donde hay presencia de las células del Ejército de Resistencia del Señor en Uganda. Sin embargo, la interrogante que se abre ante su ausencia física en la zona de conflicto es sobre su disposición para adquirir artículos y materiales videográficos de periodistas independientes que permanecen en esos sitios, y saber si cumplen con los estándares que exige la cobertura de estos hechos.

“Algunos periodistas no tienen otra opción, porque trabajan en áreas de riesgo como en El Sahel, las zonas tribales de Pakistán, o los estados de Tamaulipas y Veracruz en México, donde tratan de respetar las instrucciones básicas de seguridad, pero son eminentemente vulnerables. En noviembre de 2015, los directores de medios paquistaníes establecieron una serie de directrices para mejorar la seguridad de sus periodistas”, señala el documento de la UNESCO en su capítulo 6, referente a la seguridad de los periodistas y el aumento de los riesgos.

Mientras que en México no hay un protocolo vigente y aplicable que contenga las mínimas medidas de protección para que los periodistas enfocados en la cobertura de conflictos y los efectos de la violencia del narcotráfico en el país cuenten con protección.

De 2007 a la fecha, el país ha padecido el asesinato, la desaparición y el ataque de al menos 79 periodistas en 19 estados de la República, donde precisamente Veracruz figura como el de mayor riesgo, incluso en comparación con otros países y ciudades del mundo.

“Algunos periodistas no tienen otra opción, porque trabajan en áreas riesgosas, como las zonas tribales de Pakistán, o los estados de Tamaulipas y Veracruz en México”, refiere el manual.

Puntos clave

Estas son algunas recomendaciones de Naciones Unidas para periodistas en zonas de riesgo: • Precaución al realizar transmisiones en vivo. • Dar información de fuentes calificadas. • Corregir inmediatamente cualquier error informativo. • Tener precaución en el manejo filtraciones y fuentes confidenciales. • Explicar el porqué del anonimato de algunas fuentes. • Consultar a expertos, con un sentido de proporción de la información. • No “glamorizar” a los terroristas. • Respetar la dignidad de las víctimas, en especial de los niños. • No usar el respeto a la privacidad como pretexto para ocultar información. • Evitar un enfoque ideológico moralista que distorsione la realidad. • Procurar un equilibrio entre el qué mostrar y cómo con el deber de informar y respetar la privacidad. • Evitar el sensacionalismo. • Cuidado al publicar imágenes de espectadores. • Comprobar la veracidad de las imágenes antes de publicarlas. • No reconstruir el discurso de odio y rumores.