Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte a nivel mundial. En México, los 204,178 decesos debidos a esta causa en 2020 superaron incluso a los que se registraron por Covid-19. Sin embargo, hasta ahora, la reducción de la contaminación ha recibido escasa atención en los programas de control de las enfermedades cardiovasculares, lo cual es una grave omisión.
De acuerdo con una revisión publicada a fines de la semana pasada en el New England Journal of Medicine, la contaminación fue responsable de 9 millones de muertes en todo el mundo en 2019, la mayoría de las cuales (61.9%) se debieron a enfermedades cardiovasculares, según datos del estudio la Carga Mundial de Enfermedades.
La prevención de las enfermedades cardiovasculares, señalan los autores de la revisión, Sanjay Rajagopalan y Philip Landrigan, se ha centrado casi exclusivamente en los factores de riesgo metabólicos y conductuales de cada individuo.
Sin embargo, argumentan, “la prevención duradera de las enfermedades cardiovasculares relacionadas con la contaminación sólo se puede lograr a través de intervenciones respaldadas por el gobierno a una escala social que controlen la contaminación en su origen y fomenten una transición rápida a la energía limpia”.
Observamos que estas acciones también ralentizarán el ritmo del cambio climático y, por lo tanto, producirán un doble beneficio”, añaden; pues aunque el factor contaminante que más produce enfermedad, las micropartículas, es distinto del que produce el efecto invernadero —el dióxido de carbono—, ambos elementos se generan por la quema de combustibles fósiles.
La contaminación del aire, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), es la cuarta causa principal de enfermedad y muerte en el mundo. Además de la contaminación de origen industrial y de los automóviles, en los países de bajos ingresos, es muy relevante la contaminación causada por la quema de combustibles de origen biológico, como madera, paja, estiércol y carbón mineral o vegetal en las cocinas caseras, lo cual afecta de manera desproporcionada a mujeres y niños.
9 millones de muertes por contaminación ocurrieron tan sólo en el 2019.