Esta semana la Chef Elena Reygadas abrió las puertas de Lardo en la esquina de Agustín Melgar y Mazatlán, en la Colonia Condesa. Me encantó el lugar. La vibra es muy informal. El espacio gira en torno a una larga barra en las que los comensales pueden sentarse, así como algunas mesas de madera distribuidas a su alrededor para grupos más grandes. En dos de sus costados cuenta con unos grandes ventanales que le dan mucha luz y además detalles como la tubería expuesta en los techos y pintada de gris que le brindan un aire industrial. Aunque también hay detalles delicados, como sus vajillas con dibujos de la campiña inglesa que me recordaron a algo que podría tener la abuela.
La carta es sencilla y está diseñada para compartir. Manejan una amplia selección de charcutería y quesos que es evidente han sido seleccionados con cuidado. El día de mi visita, para empezar pedimos un poco de Speck, un jamón curado y ahumado italiano con aromas distintivos a enebro que venía acompañado de gnocco, un pan que se fríe y se sirve con charcutería típico de la zona de la Emilia Romagna.
Después llegó el pan campesino tostado acompañado de jitomate fresco molido y una crema de anchoa que estaba muy bueno, así como la especialidad de la casa con lardo y alcaparras que estaba rico, aunque muy sutil. También pedimos unas aceitunas surtidas curtidas con pimiento y almendras, de las cuales las negras fueron las favoritas de la mesa y las verdes menos.
Ya de platos más consistentes pedimos unos calamares fritos rellenos de pesto que estaba fenomenales, así como un pulpo a las brasas sobre una cama de maíz. Finalmente llegó un cerdo cocinado a la perfección, aunque también simple, que me hubiese encantado con un sellado exterior más crujiente. De postre pedimos un mil hojas de zanahoria con helado de hoja de higo, que también estaba muy bueno.
Para beber cuentan con una oferta de cervezas artesanales, así como una pequeña carta de vinos ideal para el concepto. Los vinos pueden pedirse por copa o por botella, además de que ofrecen servicio de descorche para invitar a los comensales a llevar su propia selección. Sin embargo me pareció que para el concepto si uno quiere en serio hacer un maridaje adecuado de los platillos, es mejor pedir por copeo. Ese día primero pedimos un Prosecco, después un vino blanco portugués y terminamos con un vino tinto también portugués, que fueron ideales para acompañar los distintos platillos.
Tanto la comida, como los vinos estaban deliciosos y la experiencia resultó en una verdadera delicia e ideal para desconectarte y pasar una tarde agradable. El servicio fue impecable y atento. Durante nuestra estancia, veíamos a la chef ir y venir de un lado a otro dando instrucciones. También después se tomó el tiempo de ir de mesa en mesa, para escuchar de primera fuente los comentarios de sus comensales. Al acercarse a nuestra mesa, nos comentó que su intensión era crear un concepto bastante libre, en el que los menús pudieran cambiar y que la gente pudiera venir a tomar una copa y picar varios platillos para relajarse y pasar un buen rato en un ambiente informal.
Y vaya que lo logró. Sin duda, el lugar instantáneamente se convirtió en un favorito personal. Espero que tengas un fabuloso día y recuerda, ¡hay que buscar el sabor de la vida!
*** Lardo Mazatlán No. 5 Col. Condesa Tel. 52117731