Acorde a su ideal de inclusión y diversidad, el presidente estadounidense Joe Biden realizó dos nuevos nombramientos que ponen a mujeres afrodescendientes en puestos del poder.
La primera de ellas es Shalanda Young para encabezar la Oficina de Gestión y Presupuesto de la Casa Blanca (OMB, por sus siglas en inglés). Se trata de una mujer con experiencia en dirección interina en este puesto, que ha ocupado durante gran parte del año, y que ha fungido como asistente principal del Comité de Asignaciones de la Cámara de Representantes, y en caso de ser aceptada por el Senado, se convertirá en la primera mujer afrodescendiente en ocupar la posición de directora de la OMB.
La segunda designación fue para Nani Coloretti, quien estaría a cargo de la subdirección de esta misma oficina. Hasta antes de su nombramiento, Coloretti trabajaba como vicepresidenta senior de estrategia financiera y comercial del Urban Institute, y también se desempeñó como subsecretaria del Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano durante la administración de Barack Obama. De ratificarse, ella sería una de las estadounidenses de origen asiático de más alto rango en la actual gestión presidencial.
Cabe destacar que inicialmente, Shalanda Young estaría nominada como subdirectora, algo que cambió tras peticiones de los principales demócratas, incluida la presidenta de la Cámara, Nancy Pelosi.
Tras el aviso, el presidente demócrata las calificó de personas aptas para la nueva responsabilidad. “Shalanda Young y Nani Coloretti son dos de las personas más experimentadas y calificadas para dirigir la Oficina de Gestión y Presupuesto de la Casa Blanca. Cada una ha sido confirmada antes por el Senado de Estados Unidos con un fuerte apoyo bipartidista. Insto al Senado a que los confirme rápidamente nuevamente para que puedan liderar la OMB en este momento importante”, fueron sus palabras.
La Oficina de Gestión y Presupuesto de la Casa Blanca es la encargada de revisar la implementación de la visión del presidente en todo el Poder Ejecutivo, pero también produce el presupuesto presidencial y medir la calidad de los programas gubernamentales, entre otras acciones.