Achú

20 de Abril de 2024

Gabriela Sotomayor

Achú

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Antes de que se declare en México la anunciada Fase 3 por la propagación del coronavirus valdría la pena recordar algunos resbalones del subsecretario de Salud Hugo López- Gatell, que no son menores.

López- Gatell quien estaba en el

equipo que lidió con el brote de influenza H1N1

ha fallado en aplicar una de las medidas de salud pública más esenciales ante una epidemia que es el test, test, test.

¿Cuántas pruebas diarias de laboratorio se están llevando a cabo en México ? No dice e insiste que con el aumento de casos es inútil hacerlo.

“La intervención de contención que establecimos desde el inicio de la epidemia, antes incluso antes que el primer caso, consiste en detectar a los casos sospechosos, al tiempo que se toma una muestra para diagnóstico por laboratorio se les pone en resguardo domiciliario y se estudia a sus contactos para que estos también estén en resguardo domiciliario’’, se atrevió a decir en la mañanera del 14 de abril.

Eso es mentira. No lo hizo.

“En un momento dado, cuando ya son un conjunto bastante amplio de casos esta medida de contención se vuelve poco útil, poco práctica y es conveniente aplicar las medidas masivas’’.

Esto es una necedad.

Miente de frente, ahora resulta que sí hizo las medidas de contención que aconsejaba la OMS con los primeros casos, pero que no se nos olvide que las rechazó desde el primer día.

Vamos a refrescar la memoria:

El 28 de febrero, durante la mañanera de AMLO López-Gatell dijo que el virus “no se puede contener”, pero “no contenerlo no quiere decir que no se pueda mitigar la transmisión hasta el grado potencial de eliminarlo”.

“No es una enfermedad grave. En su mayoría estamos hablando de más de 90 por ciento de casos leves (…) cuyos “síntomas son los de un catarro”, aseguró.

Y tuvo el descaro de afirmar que el clima sería “un elemento importante”.

“No quiere decir que cuando venga el calor súbitamente se va a acabar la transmisión (…) Sin embargo, la posibilidad y la eficiencia con que se transmite va a ser considerablemente menor”, afirmó sin evidencia.

Ese día le pregunté a Michael Ryan, encargado de Emergencias de la OMS, sobre la diferencia entre contención y mitigación y corrigió a López-Gatell diciendo que “ante la expansión del coronavirus, las medidas de contención han sido efectivas en otros países, como China o Singapur’’.

Ryan remarcó que contener un brote tiene por objetivo “romper la cadena de transmisión y que el virus no viaje de una persona a otra”.

Explicó que contener es aislar casos, evitar que se propague, rastrear contactos. Eso es lo que hizo China y lo que ha hecho Singapur, por ejemplo, probando que es una medida eficaz porque han logrado bajar el número de casos de manera considerable.

Utilizar medidas para mitigar la enfermedad “es cuando aceptas que ya no puedes parar la transmisión entre personas”, remarcó.

Ahora resulta que el subsecretario sí lo hizo. Ahora resulta que sí llevó a cabo esas medidas, pero que ahora con unos 40 mil casos (siguiendo su regla de ocho sospechosos por cada caso confirmado) pues ya no tiene sentido.

La OMS advirtió a los gobiernos europeos que antes de levantar el encierro les tocará “tener localizado el virus porque si la pandemia se volvió incontrolable fue porque no se sabe donde está y la única forma de salir de esto es encontrándolo”

Más claro ni el agua.

Quizá el problema de raíz radica en que López-Gatell desde un principio quizo manejar la situación como si se tratara de un virus de influenza y la respuesta es radicalmente diferente con un coronavirus.

Desdeñó las señales de peligro porque a la mera hora la pandemia de influenza H1N1 fue mucho más leve de lo que se pensó y creyó que se repetía la misma historia. Pero no. Es un virus diez veces más letal.

Ojalá que los mexicanos no se hundan en el torbellino de contradicciones que con elocuencia y casi sin respirar defiende López-Gatell y que lo enfrenten con la verdad.