El tren de la ausencia

25 de Abril de 2024

Gabriela Sotomayor

El tren de la ausencia

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En el “tren de la ausencia’’ decidió partir a su gira el Presidente Andrés Manuel López Obrador, a pesar del aumento de muertes, de casos, de la curva ascendente, de los semáforos rojos.

Con decisiones como este viaje inoportuno AMLO se aleja cada vez más de los mexicanos. Es evidente que sus proyectos, su campaña y sus caprichos, son primero.

Prefiere dar el banderazo a las obras del Tren Maya y presentarse en una desangelada mañanera en la que destacan su total ausencia de cabalidad, de sensibilidad, de autocrítica, de lógica, de respeto a los fallecidos, a los miles de afectados, a los que siguen dando la pelea en hospitales sin descanso.

Nada importa para AMLO más que AMLO.

La comitiva del Presidente hizo su entrada triunfal en varios pueblos a lo largo de los 1600 kilómetros de recorrido a bordo de una camioneta “machuchona’’ de las que tanto detesta. Le urge hacer campaña ante miles de mexicanos que le reprochan y frente a inversiones extranjeras que se han ido para no volver.

Por cuestiones de salud hubiera sido mejor irse en el avión presidencial, pero le da tiña. Mucho más práctico desplazarse en ese avión o en cualquier otro propiedad del Ejército o de Marina.

Podría haber descansado, llegar fresco, hacer su show y regresar a Palacio o ir a otros destinos como cualquier jefe de Estado. Sin tener que irrumpir y complicar la logística a media pandemia.

AMLO prefiere hacer su “statement’’ e irse por tierra “para no molestar a nadie’’, a pesar de poner en peligro la salud de tantas personas que tienen que cumplirle sus deseos. Es indolente.

Si tanto quería estar al lado del “pueblo bueno’’, se esperaría una visita a alguno de los hospitales rurales que va dejando atrás en el camino, los más alejados, abandonados a la buena de Dios, desprovistos de recursos, de equipo, de ayudas.

Pero está claro que la visita a un hospital implicaría un riesgo muy alto por el peligro de contagio.

Tampoco parece preocuparle que en todo el país muchos tomaron el banderazo al Tren Maya como la luz verde para salir de casa y dejar atrás la pandemia como si fuera asunto del pasado a pesar de los contagios que se siguen contando.

Eso parece no contar para AMLO ni para el Subsecretario Hugo López-Gatell. La campaña es primero.

Según la OMS antes de la reapertura los gobiernos tienen que responder a tres cuestionamientos para evitar un rebrote más agresivo:

¿Está bajo control la epidemia? En México No. Tendría que haber menos de 50 caso diarios. En Suiza, por ejemplo, se ha hecho el desconfinamiento de manera gradual cuando hay un promedio de 20 casos diarios.

¿Puede el sistema de salud hacer frente a un resurgimiento de casos que pueden ocurrir después de relajar ciertas medidas? En México la SSalud sigue recibiendo equipo, a veces defectuoso, para enfrentar el brote actual, no hay más inversión ni fortalecimiento de hospitales para un rebrote más agresivo en el futuro. Siguen lidiando con el presente.

¿Es el sistema de vigilancia de salud pública capaz de detectar y manejar los casos y sus contactos e identificar un resurgimiento de casos? En México no. A nivel mundial es uno de los países en los que se realizan menos pruebas con respecto al número de habitantes y ya se aclaró que las pruebas son “los ojos’’ para encontrar el virus.

“Estas tres preguntas pueden ayudar a determinar si el bloqueo se puede relajar lentamente o no’’, advierte la OMS. Ustedes dirán.

Y sumado a ello el Presidente advierte que si hay un rebrote “volverían a cerrar’’, eso sería todavía más grave y devastador para el país, de ahí la importancia de un retorno gradual con mensajes claros para la población y no este relajo de semáforos que complica todavía más la comunicación.

No cabe duda, AMLO prefiere subirse a su tren y hundirse en esta nueva normalidad, que más bien traerá mayor mortalidad y nula moralidad para su investidura.

Su boleto no tiene regreso. Dudo que en el recorrido muchos le quieran devolver los besos, los abrazos y sus votos.