En carne propia

18 de Abril de 2024

Gabriela Sotomayor

En carne propia

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Según la OMS, tapar la boca y la nariz con un cubrebocas reduce el contagio del Covid-19. El Presidente de México, de manera irresponsable, no lo usa. En este tiempo pandémico, Andrés Manuel López Obrador se ha caracterizado por subestimar la gravedad del virus, por darle largas, pero desafortunadamente en esta ocasión tocó aprender en carne propia.

Al mismo tiempo, el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, ha destacado por su negligencia en el manejo y control del virus, por la manipulación de datos de casos y muertes, por su ineptitud y, sobre todo, por el uso del tapabocas.

“Me dice el doctor Hugo López-Gatell, que es el que me orienta, y el doctor (Jorge) Alcocer, que (el cubrebocas) no es indispensable que hay otras medidas y yo pienso que lo mejor es la sana distancia y el cuidarnos nosotros”, aseguró AMLO luego de que el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, me dijo en una conferencia de prensa que AMLO debía tomarse la pandemia “más en serio y liderar con el ejemplo” con el uso de la mascarilla.

Todos alrededor de AMLO lo usan, bueno, Ok no, todos no. Vimos al canciller Marcelo Ebrard y a Alfonso Romo en la llamada con el presidente estadounidense Joe Biden platicando en actitud muy relajada.

El gran tlatoani, el líder supremo, el rey del palacio no usa tapabocas porque le incomoda, porque siente que tiene una mordaza y ¿qué piensa?, ¿que todos quienes lo usamos nos encanta?

Ni siquiera el líder chino Xi Xinping ni el ruso Vladimir Putin se han negado a usarlo, no se les va el alma en ello y, por cierto, no se han contagiado. Claro que a estas alturas ya estarán vacunados.

El grado de negligencia al no usarlo, de subirse a un avión comercial con síntomas, de seguir la gira, las juntas, de rodearse con sus colaboradores más cercanos, raya en lo incomprensible. ¿Será que todo el gabinete ya está vacunado y lo de la prueba PCR que a todos les dio negativo es para despistar y seguir el protocolo?

Afortunadamente, AMLO presenta un mal leve y surgen dos hipótesis que lo pueden explicar: siguiendo con la teoría de que se vacunó con la Cansino, se puede pensar que se contagió porque la inmunidad se adquiere tiempo después de la segunda dosis y gracias a la primera dosis de la vacuna china la carga viral fue ligera. La otra versión es que la cantidad de virus fue muy baja y a pesar de no usar cubrebocas tiene mucha suerte y los “detentes” funcionan.

Y luego del contagio de López Obrador, el fiel López-Gatell sale con que va a respetar la intimidad del paciente y no iba a dar detalles para proteger su privacidad. ¿En serio? Estamos hablando de la salud del Presidente, de una cuestión de seguridad nacional, es una obligación dar un reporte médico diario con todos los detalles, tratamiento, estado del paciente, en dónde se encuentra, quiénes están a su cargo. Lo vimos con varios jefes de estado como el de Reino Unido.

Por lo menos el zar del coronavirus rectificó y ofreció un somero parte clínico sobre el estado de AMLO. Pero ¿no podrían buscar a un médico que informe de manera concisa sobre la salud del presidente sin tener que escuchar la verborrea de López-Gatell?

A propósito, en una foto conmovedora vimos al otrora escéptico Boris Johnson asumir cabizbajo “toda la responsabilidad por todo lo que el gobierno ha hecho”, luego de sumar 100 mil muertes por la pandemia en su país. AMLO no lo hizo.

Esperamos la pronta recuperación del presidente, también un cambio diametral de actitud con el control del Covid que parece ruleta rusa. Que piense bien su estrategia con la vacuna y a quién le pide favores. Habló con Biden y pudo pedirle las dosis de Pfizer que faltan para personal de salud y de urgencias.

Prefirió acudir a Putin, pero la Sputnik V no tiene el aval de la OMS ni de las autoridades de salud en Estados Unidos, ni en Europa y en Argentina; además, hay sendas dudas porque faltan datos de los ensayos clínicos.

Ojalá que AMLO recapacite y se guíe por expertos en vacunación que en México son de primera. Urge un capitán al timón antes de que se hunda el barco y le llegue el agua al cuello sin remedio.