Segunda llamada

25 de Abril de 2024

Gabriela Sotomayor

Segunda llamada

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Se necesita más que una mega limpia en Palacio Nacional para vencer la segunda ola de la pandemia que afecta a Europa, Estados Unidos y se dirige de manera casi inminente hacia México. Parece que ni el presidente Andrés Manuel López Obrador ni el subsecretario de salud, Hugo López-Gatell, se lo están tomando en serio.

Se avecina un invierno largo y complicado. En Europa, países como España, Italia, Francia y ahora Suiza regresan al confinamiento. Las tensiones sociales aumentan, los jóvenes protestan, hay cansancio pandémico, temor de perder empleos, medios de vida, una combinación peligrosa, el panorama es sombrío.

Con la primera ola López-Gatell tuvo una gran oportunidad de cambiar el rumbo de la pandemia en el país. En lugar de escuchar las alertas de Europa se empeñó en complacer a su jefe, hubiera podido contener la enfermedad, o al menos intentarlo, pero no lo hizo.

En lugar de sucumbir al virus, países como Corea del Sur o Japón, respondieron a esa primera llamada de manera certera y eficaz. Pero no se necesita ser un país rico y obediente para enfrentar la pandemia. Se requiere voluntad.

Sierra Leona, un pequeño país del África occidental devastado por el brote del ébola (2014-2016) actuó rápido desde un principio. Así lo narra la Dra. Marta Lado, encargada de responder a la pandemia.

“Tuvimos nuestro primer caso el 30 de marzo y hasta hoy tenemos 2 mil 366 casos. En comparación con otros países, definitivamente es un número bastante bajo de casos’’, dijo con orgullo la doctora de origen español.

Reconoce que para un país de bajos ingresos como Sierra Leona “puede afectar de manera brutal la forma en que respondemos a las cosas’’ y recuerda que el brote del ébola devastó su sistema de salud.

“Entonces, cuando el Covid-19 se propagó a Europa y Estados Unidos, pusimos en práctica algunas de las lecciones aprendidas durante el brote de ébola’’. Destaca que a pesar de ser un país pobre tenían cinco laboratorios moleculares funcionando en el país, “lo que significaba que pudimos hacer pruebas de PCR en tiempo real de norte a sur y de este a oeste. Dos de ellos ubicados en Freetown, la capital, donde ocurrieron la mayoría de los casos’’.

“Otra cosa es el rastreo de contactos’’, agrega Lado. Explica que con el ébola desarrollaron un buen sistema y si había alguien afectado se hacía seguimiento de todos sus familiares y todos los contactos cercanos, además de contar con una línea directa gratuita en la que las personas podían llamar si se sentían enfermas.

“Definitivamente, eso también marcó una gran diferencia en la forma en que se hizo el rastreo y la vigilancia de contactos en la mayoría de nuestra población. También debido al ébola el personal de salud era “más que experto’’ en el uso de los trajes de protección (PPE).

López-Gatell, a pesar de saber la importancia de actuar rápido como se hizo con la pandemia de AH1N1, administró la misma medicina que se usó en aquella ocasión. Confió en el método centinela y trató al Covid como un virus gripal. Le falló la apuesta.

Ahora, después de casi cien mil muertes en México, el virus vuelve a pegar con fuerza en Europa y ni AMLO ni el zar del coronavirus aprovechan la segunda llamada para evitar el confinamiento.

Tienen la oportunidad de no caer en los mismos errores y hacer pruebas gratis PCR o pruebas rápidas de antígenos avaladas por la OMS. Podrían cambiar la estrategia, pero no quieren. Entre los dos se cubren y apoyan sus narrativas absurdas a costa de la vida de miles de mexicanos, sobre todo de los más pobres.

Los líderes se miden por su reacción ante los tiempos de crisis y AMLO lo que ofrece es una respuesta mágica. Un show en el que resultó protagonista dejando a los muertos en plano secundario.

Una limpia no puede borrar las muertes ni bajar los casos. Se necesita poner un plan en marcha más allá de esperar a que llegue la vacuna y quedarse detrás de un micrófono viendo cómo miles de personas se hunden en la enfermedad y parten a destiempo. ¿Por qué no escuchan las llamadas de emergencia ? Qué impotencia.