En los 38 días que han pasado desde el inicio de la masacre de Israel en la franja de Gaza, los palestinos no solo han demostrado una gran resistencia, sino que han hecho gala de métodos extremos de supervivencia frente al horror. Tal es el caso del asedio en el hospital Al Shifa —el más grande dentro de la zona—, que mató a siete bebés prematuros que se encontraban en incubadoras. Rodeados por todos los flancos y con la imposibilidad de salir, los palestinos improvisaron una fosa común para sus fallecidos.
Mientras tanto, y con el hospital rodeado y bombardeado, la milicia israelí admitió no haber encontrado evidencia de túneles usados por los miembros del grupo Hamás, tal como lo habían asegurado antes del ataque.
Dentro del territorio israelí, las cosas tampoco marchan bien para el primer ministro Benjamin Netanyahu. Cansados de permanecer en la incertidumbre, familiares y cercanos a los rehenes de Hamás iniciaron este martes una marcha de cinco días desde Tel Aviv a Jerusalén. El objetivo es presionar a las autoridades a implementar acciones efectivas para el regreso de los prisioneros, las cuales incluyen la negociación y alto al fuego en la franja de Gaza.
Fuentes oficiales egipcias declararon a una televisión próxima a los servicios de seguridad que el jefe del Mossad —la agencia de inteligencia israelí—, estaba en El Cairo “para discutir sobre una tregua humanitaria y la cuestión del intercambio de prisioneros”.
La situación de los secuestrados llevados a Gaza es una arista complicada y Catar está mediando en las negociaciones.
Al respecto, Abu Obeida, portavoz del brazo militar de Hamás, informó que existe la posibilidad de un acuerdo para la liberación de cien rehenes israelíes a cambio de 200 menores y 75 mujeres palestinas que están en prisiones israelíes. Sin embargo, las conversaciones no han avanzado, mientras que el ejército de Israel continúa la ofensiva en territorio plaestino.
Sin tregua. El norte de Gaza continúa bajo bombardeo constante.
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