El llamado de la Iglesia de México a la Jornada de Oración por la Paz movilizó a docenas de sacerdotes y obispos de todo el país a tres semanas del asesinato de dos padres jesuitas en la Sierra Tarahumara de Chihuahua. En sus homilías, los religiosos reflexionaron sobre la violencia que aqueja al país, y otros más, respondieron a los señalamientos realizados por el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Fue el obispo Miguel Ángel Alba Díaz, de la Diócesis de La Paz, Baja California Sur, quien lanzó una de las más severas críticas al presidente López Obrador, quien en su mañanera llamó a los sacerdotes “hipócritas” por manifestarse contra la violencia durante su gobierno, pero, dijo, callar en gobiernos anteriores.
“Nos acusan de no haber hablado, pero son ellos quienes no han escuchado”, dijo el obispo de La Paz durante su misa de este domingo, en donde señaló la muerte de muchas personas bajo circunstancias violentas es vista como un daño colateral.
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El religioso indicó que en el país se percibía una situación ya preocupante en materia de seguridad, pero fue el asesinato de los padres jesuitas lo que provocó la movilización de la Iglesia.
“Hablamos con quienes teníamos que hablar, con quienes tienen autoridad, con quienes tienen la obligación, el deber y la responsabilidad de velar por la seguridad de nuestro país; sin embargo, no ven nuestro país salpicado de sangre, nos dicen que todo va bien; tienen ojos y no ven; ellos no escuchan, no escuchan a nadie”, dijo.
“Tienen boca, pero no dialogan; su boca sólo sirve para insultar, para difamar, para calumniar, para ofender; tienen pies, pero no se mueve; tienen manos , pero no actúan”, acusó el obispo Alba Díaz.
En febrero pasado, luego de una serie de agresiones en contra de pescadores sudcalifornianos por un aparente cobro de piso, el obispo Alba Díaz dijo en entrevista para ejecentral advirtió que el crimen organizado buscaba “controlar todo” y a sabiendas de que las autoridades civiles “ya descansan” en estos grupos, pidió pactar con el crimen.
Su denuncia hace unos meses, dijo, fue porque el permanecer en silencio nos vuelve “cómplices”. Las palabras del obispo causaron eco en el ya gobernador Víctor Manuel Cosío, quien, al estilo morenista, respondió que “durante años anteriores con mayores índices de inseguridad, algunas voces se mantuvieron calladas”.
El obispo Miguel Ángel Alba Díaz advirtió ya en ese entonces que el tipo de violencia era distinta, pues años atrás la disputa era entre cárteles opuestos, pero ahora es psicológica, con extorsiones, desapariciones forzadas y toques de queda. CJG
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