Información equivocada

16 de Abril de 2024

María Idalia Gómez
María Idalia Gómez

Información equivocada

maria idalia gomez

La pregunta obligada al gobierno federal: ¿están listos para desatar el virus entre los 274 municipios más vulnerables del país? Porque ellos no, no están listos. No tienen hospitales cuando algunos llegan a reportar clínicas de atención muy básica y la alcaldía que más médicos registra, al menos en los documentos oficiales, tiene 12.

Esos lugares que se han mantenido limpios, sin alguna persona infectada por Covid-19 y que en su vecindad no hay un alto riesgo, gracias a su lejanía a las grandes urbes, a que sus habitantes en gran medida no interactúan con gran dinamismo con las capitales de los estados, tienen un sistema de autoconsumo y tampoco están asentados complejos industriales o polos de desarrollo.

De acuerdo a lo previsto por las autoridades federales, en estos municipios se podrá comenzar el levantamiento de las medidas de la llamada cuarentena voluntaria, de forma secuencial. Se impondrán cercos sanitarios para el ingreso de personas, se mantendrá la sana distancia y las medidas preventivas de lavado de manos y limpieza en general.

Parecería que no están bien informados en el seno del grupo de Salud que coordina los esfuerzos nacionales contra la pandemia. El primer dato que confirma esta hipótesis de desinformación es que este miércoles temprano, durante la conferencia mañanera de Palacio Nacional, presentaron datos equivocados sobre las entidades que están limpias o al menos más de una decena no coincide entre las alcaldías que tiene en su data Conacyt y el mapa que mostraron justo en el día que anunciaron el plan para el retorno a la “nueva normalidad” del país.

Tener información equivocada impide tomar decisiones, pero parece que no saben muchas cosas más las autoridades. De acuerdo a la información de inteligencia del propio gobierno, pero que tal parece no han consultado, poco menos de la mitad de esos municipios, por lo menos, impusieron desde hace un mes cercos sanitarios propios, para impedir que foráneos llegaran a infectarlos y reorganizaron, como pudieron o como se fue dando, el trabajo para no necesitar del exterior.

Tampoco parecen saber las autoridades que en una tercera parte de estos lugares hay fenómenos de violencia tan grandes, por la ausencia del Estado, que han obligado a la migración de sus habitantes o simplemente están bajo el control criminal o servicio de esos grupos. Y en una proporción similar las clases no son tan regulares como se desearía, por lo que el retorno a clases es, por decir lo menos, un buen deseo.

Si todo esto no lo sabe la autoridad sanitaria federal, es que sus planes de reapertura se están haciendo desde un escritorio en la Ciudad de México. Si lo sabe, es entonces que los “municipios de la esperanza” sólo son utilizados como propaganda. El problema es que cada vez son menos esas demarcaciones, semana a semana han ido disminuyendo aquéllos lugares libres de Covid-19, habrá que esperar a que pase el supuesto pico de la epidemia para saber cuántos realmente permanecieron limpios.

Pero sumo un dato adicional: si esas poblaciones no cuentan con los servicios básicos, entre ellos los médicos, y muchos de ellos se ubican a horas de los municipios que sí tienen la infraestructura, ¿cómo se tiene la certeza que las personas que quizá han muerto en los últimos dos meses no fue por el nuevo coronavirus?

Para la reapertura del país se requieren dos cosas fundamentales, que los sistemas de inteligencia hagan su trabajo y que se apliquen pruebas médicas para poder definir cómo se está comportando realmente la epidemia, de otra forma el escenario puede ser catastrófico.