Los que se aprovechan

20 de Abril de 2024

María Idalia Gómez
María Idalia Gómez

Los que se aprovechan

maria idalia gomez

El video apenas dura 20 segundos. En la parte trasera de un maltrecho camión de redilas de un blanco descarapelado, que avanza en una calle sin pavimento, se alcanzan a ver tres filas a lo alto de una bebida enlatada. Más o menos unas tres mil latas llenan todo el espacio.

Sentados, sobre la carga, aparecen tres jóvenes muy delgados. Uno de ellos con gorra, cadenas quizá de plata, pantalón negro y playera verde; otro porta una polo azul y pantalón de mezclilla claro, el tercero graba el video. Estos muchachos que probablemente no rebasan los 25 años, bromean un poco y ríen sin preocupación. Podrían ser como cualquier chico de su edad, pero no lo son. Se distinguen por algo: los tres portan rifles Ak-47.

En la imagen no se ven armas nuevas, pero sí muy bien cuidadas. Da la impresión que las saben usar por cómo las portan, cómo tienen el cuidado, por ejemplo, de que el cañón no esté apuntando a alguno de ellos.

Estas imágenes son de Sinaloa. De acuerdo a los pocos datos que tienen las autoridades, los grupos criminales evolucionaron tan rápido que ahora venden cerveza en plena pandemia y ante la escasez del producto, por el cierre de las plantas en donde se procesa. Algunas latas son robadas, otras no.

No sólo ocurre en esa entidad, en el gabinete de seguridad del gobierno federal ha llegado información de que en Sonora, Guerrero, estado de México, Veracruz y Tamaulipas también se han dado casos.

No es tan simple como parece. Lo que confirma el video es que los grupos criminales saben entender la lógica del mercado, se adaptan y evolucionan. Tienen la infraestructura, los canales, la decisión, la oportunidad y la visión, además de las complicidades y la protección. Todo lo que los gobiernos, federal y local no tienen.

Lograron ajustarse tan rápido que marcan su cerveza y se dividieron los territorios. Si una lata no lleva su distintivo buscan quién la está vendiendo y le advierten que ya no puede hacerlo más, así acaban con la competencia. Igual que en la venta de drogas al mayoreo y menudeo.

Desde la visión del actual gobierno, así como el reparto en las despensas por parte de grupos criminales en Tamaulipas y Jalisco que se difundieron días atrás, los grupos criminales se aprovechan de la pobreza y contratan a jóvenes para que hagan todo tipo de trabajos. Pero ese es un análisis reduccionista del fenómeno que se cae cada vez que las autoridades encargadas de la seguridad en el país no pueden explicar por qué, a pesar de la pandemia , la violencia persiste y en ciertos lugares crece.

El negocio o los negocios del crimen permanecen intocados por este gobierno. Los tres mil 600 pesos que le entregan a los jóvenes para que sigan estudiando y no sean cooptados por los grupos mafiosos, atendiendo supuestamente las causas del problema, en realidad no ha cambiado nada. Una acción aislada y sin medición, no sirven.

Otro ejemplo, la manta que en Guerrero colocó uno de los grupos advirtiendo a la comunidad de Iguala (una ciudad que se supone fue intervenida por las autoridades desde 2014 y donde habrían desmantelado las estructuras criminales, pero los hechos dicen otra cosa) que se mantuvieran los vecinos en sus hogares, porque “hay que respetar la contingencia”. No es sólo una manta, demuestran la existencia del Estado paralelo y cómo protegen y operan su negocio.

Es una maraña que no ha podido destruir, ni siquiera levemente, la Fiscalía General de la República, la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, la Unidad de Inteligencia Financiera, las Fuerzas Armadas, la Guardia Nacional o los gobiernos de los estados. Y menos lo harán si le siguen informando mal al presidente Andrés Manuel López Obrador y no lo sacan de su error, esto no se mide por los muertos, se mide por la capacidad que estos grupos tienen para sus negocios y el dominio territorial que mantienen. Para ellos, la pandemia es una oportunidad.