Meses atrás sabían donde estaba Caro

25 de Abril de 2024

María Idalia Gómez
María Idalia Gómez

Meses atrás sabían donde estaba Caro

maria idalia gomez

La detención de Rafael Caro Quintero ha quedado bordeada en dudas y suspicacias. La operación fue quirúrgica e impecable por parte de los elementos de la Marina, pero lo que pasó antes, durante y después tiene interesantes claroscuros.

En principio, el grupo especial de marinos que tenían a su cargo la captura, sabían, desde meses atrás, dónde estaba uno de los principales líderes del Cártel de Guadalajara. Su ubicación se reducía, confirmaron varias fuentes, a un radio no mayor de 10 kilómetros de la zona donde fue detenido.

Sabían de algunos traslados, visitas y, en general, movimientos que Caro Quintero llevaba a cabo en su zona de seguridad que se ubicaba entre Sinaloa y a veces Chihuahua. Pero esto lo sabían los especialistas en inteligencia, que recibían información directa y constante de las agencias estadounidenses, desde hace varios meses atrás.

Encontraron rastros de él en las incursiones que los cuerpos de élite de la Marina realizaron entre 2018 y 2021. La última de las operaciones de estos elementos especializados, de la que se tuvieron datos y registró el semanario Río 12, ocurrió en el primer trimestre del año pasado en la sierra de Badiraguato. Aunque ocurrieron más, porque se trata de exploraciones de la zona y como parte de la estrategia para acortar el espacio de movimiento del capo, al tener que adentrarse a la zona serrana, de acuerdo al relato de las fuentes consultadas.

La información de su ubicación por la zona de San Simón, se obtuvo en el segundo trimestre de este año. Pero no se dio la autorización para detenerlo entonces, a pesar de que los datos estaban confirmados. Sin embargo, para consumar la captura se solicitaba mayor verificación.

Las fuentes aseguran que el capo no se encontraba solo cuando llegó la Marina a detenerlo a bordo de tres helicópteros, cuando se adentró en la zona arbolada sí. Pero el reporte oficial fue que el capo no tenía apoyo de seguridad o de su familia. Este informe fue apoyado por los estadounidenses, quienes sí estuvieron físicamente durante la captura. La presenciaron, fotografiaron y reportaron a sus superiores.

Para la DEA no hay duda que Rafael Caro seguía operando. Dando órdenes y reuniéndose con operadores de su grupo criminal. Esta información la recabó la agencia en campo y a partir del seguimiento electrónico de algunos de estos operadores.

La Marina, a diferencia del Ejército, es una institución confiable para Estados Unidos y con ellos trabajan por lo menos cinco blancos de interés, y por los que irán en breve, aseguran.

En medio de estos claroscuros se dio la caída del helicóptero en el que murieron 14 elementos de la Marina, institución que ha descartado por ahora que fuera derribado en vuelo, cuando estaba a minutos de llegar al aeropuerto de Los Mochis, en donde abordarían un avión para el estado de México.

Las investigaciones están en curso sobre este incidente. Por ahora, lo más interesante ha sido que el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, sus secretarios de estado y encargados de seguridad en especial, no se volcaran a reconocer el trabajo a los caídos. Es más, que fuera primero el gobierno estadounidense el que aplaudiera su trabajo.

Si se revisa el Twitter de la secretaria de Seguridad, Rosa Icela Rodríguez, por ejemplo, sólo retuiteó dos mensajes sobre la muerte de los elementos de la Marina, el de su jefe el Presidente y el institucional de la Armada, sin comentarios, ni siquiera condolencias. Dedicó más mensajes y comentarios a eventos políticos y al diputado en la Asamblea Nacional por el grupo Francia, Jean-Luc Mélenchon, que a 14 elementos que murieron en cumplimiento de su deber por la seguridad del país.

Lo mismo ocurrió con el general secretario Luis Cresencio Sandoval, aunque el no es asiduo a las redes sociales, pero él ni siquiera retuiteó algún mensaje sobre el tema. Y el día del sepelio, el fin de semana, el presidente López Obrador no volvió a mencionar el tema, ni planeó acudir. De los demás secretarios, ni hablar.

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