Ofrendas y muertos

20 de Abril de 2024

Ana Saldaña

Ofrendas y muertos

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EJECENTRAL

Este fin de semana es cien por ciento mexicano celebrando un evento que ha sido registrado como patrimonio de la humanidad: el día de muertos. Toda la ciudad de México se cubrirá de flores de cempazúchitl: desde el paseo de la Reforma a museos que buscan pescar nuevos visitantes con sus megaofrendas. A mí me encanta esta época, porque estos días nos invitan a recordar a nuestros seres queridos que nos han dejado con algarabía y diversión. Sólo los mexicanos sabemos cómo hacerles justicia celebrando la vida y la muerte.

Al ver el color naranja intenso de estas flores, inmediatamente llegan a mi memoria los aromas del mole y los anafres cocinando tasajo y tlayudas que me transportan a las afueras de la ciudad de Oaxaca a Teotitlán del Valle. Ahí, participé en el día de muertos más auténtico en mi vida.

Todos los sentidos deben de estar alertas, ya que sólo así tienes una verdadera apreciación de lo que está pasando. Las flores ofrecen un manjar para la vista. El naranja, amarillo y morado predominan. Abundan en los mercados. En los panteones, las flores están arregladas con cuidado sobre las tumbas en forma de cruces. Además sus pétalos son usados para indicar el camino que deberán seguir los muertos para visitar a sus seres queridos. En la noche las velas, combinadas con los ruidos de la gente y la música, le regresan la vida al panteón normalmente desolado y olvidado. La música funciona como un termómetro para indicarnos el momento en que se encuentra la festividad: al principio, cuando la gente espera la llegada de sus muertos es ruidosa y festiva. Al final, cuando es el momento de su retirada al más allá, es sobria y fúnebre. Las familias visitan los panteones varias veces. Primero para decorar sus tumbas, después llegan las bulliciosas familias para comer y beber con sus seres queridos y en algunas comunidades también se despiden de sus muertos en silencio con otra reunión familiar. No todos los muertos llegan al mismo tiempo, primero llegan los niños una noche y la siguiente los adultos. Es un ritual complejo, lleno de significado, donde no sólo se trata de honrar a los muertos, sino también de estar con la familia y formar parte de una comunidad.

Para entender esta festividad tan compleja, se necesita un guía. No hay manera de hacerle justicia a mi visita a Oaxaca, sin hablar de la gente a quien conocí y con quienes platiqué en los mercados, en los panteones. Mientras escribo, más que imágenes, lo que regresa a mi mente, son las personas con las que interactué en mi viaje y las conversaciones que tuve con ellas. Todavía escucho los murmullos y sonidos melódicos de la lengua zapoteca que envolvían el mercado de Teotitlán del Valle y veo como indígenas procedentes de comunidades rurales cercanas se arrebatan las mejores flores para llevarle a su muertito, mientras que se saludaban afectuosamente y platicaban como si el mercado fuera el lugar para ver a gente y ser visto. Platiqué en éste mismo mercado sobre los panes tradicionales de esta época, moles, quesos, el tostado perfecto de cacahuates, el cultivo de tejocotes y chayotes, los camarones del Istmo y aprendí sobre la vida cotidiana en los lugares aledaños. En los panteones aprendí sobre la relación que tienen los oaxaqueños con los seres queridos que se adelantaron y entendí que este es uno de los días, en que uno vuelve a casa para ser acogido por los que todavía están.

Que te puedo decir, fueron unos días memorables. Justo recientemente platiqué sobre el tema en mi programa de Placeres transmitido por Poder México (www.podermexico.com) con Rogelio Santibáñez Arellanes, Director de Promoción Artística y Cultural de Oaxaca. Fue una charla deliciosa en donde me contó sobre la importancia cultural de estas fechas para los oaxaqueños. Comentó que las celebraciones estrechan los lazos en las comunidades en donde no solo se ponen ofrendas, sino que también reiteran un sentido de fraternidad entre los locales. La fiesta de muertos envuelta entre aromas de copal se convierten en toda una celebración gastronómica en donde no puede faltar el mole, el nicoatole, acompañado de los desfiles de las comparsas con disfraces de la cultura popular, los altares, las alfombras. Esta celebración nos prepara para la muerte y a la vez conectamos con el más allá. Te invito a que la escuches la entrevista completa en el siguiente enlace: https://poder.me/af2dc

Sin duda esta época de muertos es para vivirse, para sentirse, pero sobre todo para disfrutarse. Pocas veces tenemos la oportunidad de acordarnos de nuestros muertitos, sus historias, su legado. Te invito a poner una ofrenda en casa, a partir el pan de muerto con tus familiares o en su caso pasear para la ciudad y visitar algún museo con una ofrenda monumental. En donde te encuentres aprovecha que nuestro querido México se cubrirá de colores de cempazúchitl. Es un día ideal para agradecer y disfrutar la increíble riqueza cultural de nuestro país.

Espero que tengas un maravilloso día y recuerda, ¡hay que buscar el sabor de la vida!