El pasado domingo 24 de noviembre, Uruguay vivió una jornada histórica al elegir en segunda vuelta a Yamandú Orsi como presidente para los próximos 5 años. En un contexto regional marcado por la polarización política y social, el país volvió a demostrar por qué es considerado un faro de estabilidad democrática en América Latina.
Uruguay ha logrado mantener niveles de cohesión política, ideológica y social destacables en una región convulsionada por la polarización. El país no posee candidatos extremistas con posibilidades reales de gobernar, lo que fortalece sus instituciones y fomenta una cultura política basada en el respeto mutuo y el diálogo.
El Frente Amplio vuelve al poder tras cinco años de gobierno del Partido Nacional
Yamandú Orsi, candidato del Frente Amplio, se impuso con el 49,8% de los votos frente a Álvaro Delgado, del Partido Nacional, quien alcanzó el 45,9%. Este resultado marca el retorno de la coalición de izquierda tras los cinco años de gobierno de Luis Lacalle Pou.
Orsi, un profesor de Historia de 57 años que asumirá el cargo el 1 de marzo de 2025, destacó en su campaña el combate a la pobreza infantil, la ampliación de la educación inicial y la creación de escuelas de jornada completa. Su candidatura fue apoyada por el expresidente José Mujica.
El Partido Colorado, tercera fuerza política del país, logró un 16,1% de los votos en la primera vuelta, lo que le asegura un papel clave en el Parlamento. Por primera vez, el Frente Amplio no tendrá mayoría parlamentaria absoluta: controlará 16 de los 30 escaños del Senado (17 si se incluye a la futura vicepresidenta Carolina Cosse) pero se quedará con 48 de los 50 diputados necesarios para alcanzar la mayoría en la Cámara de Diputados.
Un sistema político ejemplar en América Latina
La alternancia en el poder reafirma el estado de la democracia en Uruguay. Tras 15 años de gobierno del Frente Amplio, el Partido Nacional asumió la presidencia en 2020, volviendo ahora la izquierda al poder de la mano de Orsi. Luis Lacalle Pou, quien dejará el cargo con altos índices de aprobación, podría postularse nuevamente en las siguientes elecciones, dado que la reelección inmediata no está permitida por la constitución.
En la carrera a la presidencia, tanto Orsi como Delgado evitaron discursos radicales y respetaron a las instituciones democráticas, un contraste marcado con otros países de la región. Lacalle Pou reconoció de inmediato la victoria de Orsi y ofreció su colaboración para una transición de gobierno ordenada.
Un futuro prometedor
El triunfo de Yamandú Orsi no solo significó el regreso del Frente Amplio al poder, sino también la continuidad de una cultura política basada en el diálogo y la moderación. En un mundo cada vez más polarizado, Uruguay demuestra que sí es posible construir una sociedad inclusiva y resiliente, donde las instituciones y el bienestar social prevalecen sobre los intereses partidarios.
Uruguay no solo es un ejemplo para América Latina, sino también un socio estratégico para el mundo, especialmente en momentos donde la estabilidad y el diálogo se vuelven bienes escasos en el escenario internacional.
Espacio de la Fundación Friedrich Naumann para la Libertad
