El último periodo de sesiones ordinarias del actual trienio legislativo ha dado inicio. Y si alguna mexicana o mexicano creía que de este hecho podía surgir alguna acción o medida para hacer frente a la crisis sanitaria, económica y de seguridad, debo decir que no es así.
Basta ver los temas que la mayoría ha colocado en la palestra para de inmediato preguntarse ¿en qué país viven? Pareciera que no ven que todos los días más de mil habitantes están perdiendo la vida por falta de capacidad en hospitales, ambulancias y equipo médico para atender eficazmente a quien padece Covid-19.
Las escenas que dieron la vuelta a la República Mexicana esta semana no dejan lugar a duda alguna. Una familia desesperada pide auxilio a las puertas de una unidad médica del IMSS mientras su familiar da su último aliento sin recibir ningún tipo de ayuda.
Nuestro equipo médico está cansado, harto y también enojado, porque miles de mexicanos siguen sin entender la magnitud de la tragedia y siguen organizando fiestas, bailes y comidas, llevando los contagios a miles y también las muertes.
El escenario mexicano se ha vuelto catastrófico debido al incapaz manejo de la pandemia y la insensibilidad con la que se actúa desde el partido en el poder.
No importan las vidas, no vale la pena hacer lo necesario para salvarlas y ayudar al equipo médico y empresas, lo importante es seguir con la agenda trazada en 2018 y la realidad de 2021 no debe interferir con esos planes.
Se trata, a todas luces, de una irresponsabilidad que raya en la ilegalidad y responsabilidad penal.
Es evidente que nadie elige el momento para gobernar, sino que cualquier gobernante debe saberse falible y sujeto a fuerzas superiores que no dependen de él, por lo que sus planes de gobierno deben ser permanente ajustados, rediseñados o de plano sustituidos. Quien no es capaz de hacerlo le espera una larga vida de desprestigio en el ostracismo.
Hoy el divorcio entre una sociedad enferma, desesperada y empobrecida y quienes detentan el poder público es más real y profundo que nunca. Miles de vidas seguirán perdiéndose porque para los gobernantes pandemia es destino.
@jlcamachov