La herida causada por el infructuoso debate del paquete económico para el año entrante no ha supurado. La oposición mira con recelo a la alianza mayoritaria, mientras que ésta se hace la desentendida y no reconoce excesos ni soberbias cometidas.
Al querer esconder el elefante en el cuarto con una sábana, Morena sabe la profundidad de la ofensa asestada y, aunque no lo dice, se sabe derrotada en la búsqueda de la reforma eléctrica-energética que quiere el mandamás.
Pretendiendo echar fuegos de artificio con un Parlamento abierto cuya idea originaria fue visionariamente del presidente nacional del PRI, Alejandro Moreno, el partido del poder se encuentra en un laberinto del que no encontrará salida más que la derrota y la cosecha del mal sembrado.
En cambio, la congruencia demostrada por Moreno Cárdenas se consolida conforme pasa el tiempo, al representar un líder partidario que privilegia el debate, el análisis y la visión de futuro sobre la cerrazón, el derrotismo y mezquindad que algunos de sus correligionarios han evidenciado.
El PRI puso la mesa y Morena la quemó.
La sobradez, tosquedad y cortedad de miras no abandonan a Morena ni en su negociación interna, demostrando la ausencia de consensos internos y de proyecto de mediano y largo plazo.
Con esta realidad, los escasos 19 días que quedan del actual Congreso auguran una triste Navidad para México: ausencia de acuerdos y de reformas que beneficien a la sociedad por la cerrazón de Morena.
@jlcamachov
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