La Máxima Casa de Estudios de México no ha cerrado ni cesado sus actividades a pesar de la grave pandemia que sigue azotando al país.
Sus puertas abiertas se trasladaron a las plataformas tecnológicas que, como ninguna otra institución pública o privada, ofreció a su comunidad no solo la posibilidad de continuar con sus estudios, graduarse y especializarse, sino encontrar el apoyo necesario en momentos de crisis e incertidumbre.
Frente a la infodemia, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) ha sido siempre el faro que brinda luz y certeza ante la ignorancia y la cerrazón.
La voz de sus juristas, científicos, médicos, economistas, químicos y miles de profesionistas han retumbado en todo el país, al tiempo que sus académicos no cesamos en nuestra misión.
Por tal razón, es de extrañarse la campaña que se ha armado, haciendo creer que la UNAM ha estado cerrada desde marzo del año pasado, desentendiéndose de su alta encomienda en favor de los intereses del país.
Ejemplo de ello es la Facultad de Derecho de la UNAM que bien dirige Raúl Contreras, en la que no se ha detenido la actividad ni un solo día, multiplicando las opciones de aprendizaje a través de la videoteca, biblioteca en línea, préstamo de tabletas, facilidades de Internet, becas y amplia oferta académica.
Simple y llanamente la UNAM no puede reabrir porque no ha estado cerrada ni un día. Y si no se cree, habría que hacer el cálculo de cuántas horas de educación a distancia han quedado grabadas no solo en la nube, sino sobre todo en la mente de miles de alumnas y alumnos.
@jlcamachov