El proceso electoral federal se realiza con estricto apego a la norma. Las autoridades electorales han tomado las decisiones oportunas y adecuadas, cumpliendo con sus atribuciones en toda la extensión de la palabra y retribuyendo con creces la confianza que la ciudadanía tiene en ellas. Lamentablemente, en el ámbito local es que la violencia electoral ha tenido lugar en contra de candidatas y candidatos, evidenciando los grandes retos que en la materia tiene nuestro país.
Nueve de los diez partidos políticos nacionales realizan su labor proselitista con apego a la ley y tratando de convencer con propuestas al electorado. Por paradójico que sea, el único partido que ha gritado fraude y que sistemáticamente no cumple con la ley es Morena, el partido en el poder, que sin que exista el menor motivo ha lanzado amenazas en contra de instituciones y opositores.
Como si las y los candidatos de Morena no hiciera proselitismo con programas sociales, la vacuna contra el Covid-19, guerra sucia y amenazas, hoy creen poseer la credibilidad y autoridad moral para denunciar supuestos fraudes y pretender arrebatar por la fuerza lo que no les otorgue el voto.
Es evidente que no existe una conciencia sobre la responsabilidad que debiera de tener como el partido gobernante y en lugar de ello, pretende estirar la liga de la democracia y de las instituciones con tal de saciar sus ambiciones, sin darse cuenta de lo que está generando.
Desde hace mucho tiempo México vive y ejerce la democracia. No surgió en 2018 ni en 2006, sino mucho antes gracias a las demandas de una población crítica, responsable y exigente y también a partidos gobernantes que demostraron la vocación y capacidad suficiente para ajustar la estructura gubernamental y crear instituciones ciudadanas fuertes como el IFE-INE y el Tribunal Electoral que hoy tienen la misión más retadora de su historia: hacer que la democracia prevalezca.
Si por Morena fuera, ya no habría elecciones.
Pero México repele la violencia, no quiere pleitos estériles ni prejuicios ajenos. Las y los mexicanos han demostrado que su vocación es por el esfuerzo, el trabajo y el progreso.
Estoy seguro que el próximo 6 de junio será un gran día para la democracia, la cual se consolidará como el régimen de gobierno imprescindible en México y como la mejor herramienta para salir adelante.
@jlcamachov