Cautela y entendimiento

20 de Abril de 2024

Luis M Cruz
Luis M Cruz

Cautela y entendimiento

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1.

Finalmente, las conclusiones de la reunión de otoño de los organismos financieros multilaterales, realizada semipresencialmente en Washington, D.C. la semana pasada, fueron en el sentido de extremar la cautela en la gestión de la recuperación de la economía mundial, dados los múltiples efectos y sesgos colaterales aún percibidos como para echar las campanas al vuelo. En el documento sobre Perspectivas de la Economía Mundial, el Fondo Monetario Internacional estimó los riesgos prevalecientes y revisó ligeramente a la baja el estimado de crecimiento global para este año, situándolo en 5.9% de 6.0% anterior, al tiempo que sostuvo en 4.9% el pronóstico para 2022. Según estos considerandos, el impacto general del parón económico por la pandemia de Covid-19 estaría compensado en este ejercicio, superándose hasta el próximo.

2.

Sin embargo, lo que no está en las estimaciones es el efecto profundo de las pérdidas en las distintas economías y regiones, mismas que no se recuperan. Los cientos de millones de empleos perdidos —hasta 400 millones según la OIT—, la pérdida de 5 a 10 puntos del producto mundial señaladamente en el año 2020, algo así como 35 billones de dólares y lo que representa en la caída de inversión bruta e infraestructura física dejada para después, más el déficit de servicios públicos no prestados o erosionados en todas partes, fuera por carencias o por menor calidad dada la funcionalidad a distancia o semipresencial adoptada según las circunstancias de cada país, no es algo que figure en las estadísticas.

3.

La Organización de las Naciones Unidas ha debido postergar los Objetivos del Desarrollo Sostenible propuestos para el año 2030, tras dos años en donde lo prioritario fue enfrentar la emergencia sanitaria iniciada en Wuhan en diciembre de 2019; persiste una inflación galopante que devora la reactivación, además del dislocamiento de la logística de suministro y las cadenas de producción por todas partes, congestionando los puertos y ferrocarriles, hasta la escasez de contenedores para despachar los envíos. A ello se suma la mayor demanda de energéticos, lanzando el precio del barril de petróleo por encima de los 80 dólares cuando se aproxima uno de los inviernos más severos jamás pronosticados.

4.

De ahí que la cautela y la prudencia sean el común denominador en el porvenir inmediato. Diferencialmente, las economías desarrolladas, locomotoras de arrastre de todas las demás, crecerán este año 5.2% desde 5.6% que se pensó lo harían hace apenas unos meses, en tanto que las economías emergentes avanzarán 6.4%, una décima más de lo previsto, apoyadas en el fuerte avance de China, que logrará 8%. Para el año próximo, las economías avanzadas presentarán un avance de 4.5%, en tanto que las emergentes estarían en 5.1 por ciento. En el caso de México, la previsión del Banco Mundial es que creceremos 5.9% este año, con un 3.9% para el próximo. Claro está, crecer no implica directamente que las cosas están mejor, sino acaso, que podrían no empeorar. La economía global sigue creciendo a pesar de los rebrotes de la pandemia, pero aún con un riesgo latente dado el acceso desigual a las vacunas y la falta de acuerdos para una política universal de salud coordinada con facultades renovadas desde la Organización Mundial de la Salud.

5.

La ironía de contar con estimados de crecimiento con mermas moderadas pero aún con riesgos significativos desde la pandemia hasta los problemas de suministro y la altísima inflación prevaleciente, es decir, contar con una buena macroeconomía pero con deficiente microeconomía, es lo que pone a prueba una recuperación sostenible. En estos días se reúnen los líderes del G20 en Roma y próximamente las partes en Glasgow para abordar el cambio climático. Es de esperar le encuentren la cuadratura al círculo y prevalezca el entendimiento sobre la confrontación.