Con el Covid a las vencidas

18 de Abril de 2024

Luis M Cruz
Luis M Cruz

Con el Covid a las vencidas

1.

Súbitamente, el letal virus que desde hace diez meses ha golpeado al mundo se volvió un determinante en las elecciones estadunidenses. Al igual que 7.5 millones de sus compatriotas, el presidente Donald Trump se contagió y puso en la línea de riesgo que le ha costado la vida

a más de 200 mil compatriotas, recordando no sólo la levedad del ser, sino la impericia y desdén mostrados al enfrentar la contingencia. Como Bob Woodward documenta en Rage (Rabia, Simon&Schuster, 2020), Trump decidió desoír las advertencias desde enero pasado por consideraciones políticas, pues se enfrentaba al juicio de destitución por abuso de poder en el caso Ucrania al buscar descarrilar a Joe Biden, quien hoy es su adversario. Entonces ordenó evitar el pánico, suponiendo que el remedio estaría al alcance en unos pocos días más.

2.

El Covid19 ha mostrado ser una amenaza más grave de lo que podía suponerse, ha causado un millón de muertos en el mundo y probablemente causará otro millón antes de que esté disponible una vacuna útil, según ha advertido la OMS además de la ingente pérdida de empleos, bienes y servicios hasta por el 10% del PIB mundial. Ciertamente, hay varias vacunas en fase tres de pruebas posiblemente disponibles hacia el primer semestre del año próximo, como también algunos tratamientos considerados experimentales han mostrado su eficacia en base a un coctel de antivirales, antiinflamatorios y antibióticos (tales como el Redemsivir, Betametasona y Regeneron administrados al presidente Trump), pero la mejor alternativa es la prevención para reducir al mínimo el riesgo de contagio; es decir, mantener la distancia social, evitar contacto físico, utilizar cubrebocas y una praxis higiénica intensa, con lavado de manos frecuente y sanitización antiviral del entorno.

3.

Poco de esto hizo Trump al jugar con el Covid a las vencidas, mostrando desdén por recomendaciones científicas, el uso del cubrebocas y realizando actividades públicas y de campaña con contacto personal y mínima distancia interpersonal.

Se ha documentado el posible contagio en el evento de nominación a la Corte Suprema de la juez Amy Coney Barret, realizado en el jardín de las Rosas, posiblemente contagiado por la asesora personal Hope Hicks de ahí al primer debate realizado en Cleveland.

4.

Esa irresponsabilidad y desdén hacia lo evidente sitúa los riesgos de la pandemia en el primer plano electoral. Muy probablemente el segundo debate no se realizará presencialmente, dadas las circunstancias y la propia campaña se encuentra en un impasse, obligando a todos a ser muy cautos. En extremo, podría haberse dado una sucesión presidencial interina

y una sustitución de candidato en el Partido Republicano. Lo cierto es que el Presidente ha estado en riesgo de muerte y su condición física y de buena parte de su entorno más cercano deberían estar en observación por convalecencia, todo ello en la recta final de la campaña por la reelección. Biden se verá obligado a la prudencia, pero evidentemente el efecto neto en la elección podría beneficiarle, al mostrar hasta dónde la imprudencia y el desdén pueden poner en riesgo a una nación.

5.

Las elecciones presidenciales y congresionales

habrán de realizarse en cualquier circunstancia porque no existe disposición constitucional para posponerlas o suspenderlas, pero estarán marcadas, indudablemente, por el signo de la personalidad y capacidad para gobernar. Toda la gestión pública realizada ante la pandemia estará en escrutinio, con el testimonio de Woodward sobre el ocultamiento de información vital al público y otras omisiones en la toma de decisiones fundamentales

pesando sobre el ánimo de los electores. Hasta qué punto puede ser aceptable que el temperamento, la ambición o la rabia hacia los adversarios prevalezcan sobre lo relevante. Así suelen ser las elecciones, son el “día del juicio final” del gobernante ante los electores.