El mundo después

16 de Abril de 2024

Luis M Cruz
Luis M Cruz

El mundo después

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1.

Al asumir el poder en Estados Unidos, el presidente Joe Biden recibe también un legado complejo y lleno de desafíos. Los años de Donald Trump mellaron y averiaron seriamente no solamente el prestigio, sino las capacidades de Estados Unidos para participar, competir y encabezar los esfuerzos en un mundo muy diferente a aquél del predominio de una superpotencia, emergido después del colapso de la Unión Soviética hace ya treinta años. Al respecto, Richard Haass, el prestigioso presidente del Consejo de Relaciones Exteriores, considera cuáles habrán de ser los principales desafíos a enfrentar por una Presidencia en el marco de las leyes y las normas de la tradición liberal estadounidense; enfrascarse en borrar el pasado no sería una buena idea, dado el nivel de polarización y encono aún prevaleciente en el país, dividido por el discurso de odio y revancha de los últimos años, sino que deberá verse una agenda y política más ambiciosa y mejor dirigida hacia los problemas cruciales, muchos de ellos bien conocidos desde hace también varios años.

2.

Las políticas de Trump fueron disruptivas y abusivas en muchos sentidos, atropellaron a los aliados y vejaron a los amigos y socios, abrazando inopinadamente a dictadores y tiranos de toda índole. Ello dio como resultado el declive de la influencia de Estados Unidos en el mundo, en beneficio de China, Rusia e Irán, quienes ocuparon rápidamente los espacios creados por el desdén de una política errática e impredecible, que muchas veces abandonó a sus aliados o los dejó solos en el mejor de los casos. El resultado es un mundo más violento y menos abierto política y económicamente, en el cual Estados Unidos retienen un poder significativo pero ya no más la influencia y dominancia de antaño.

3.

Finalmente, el daño asestado a la democracia estadounidense el pasado 6 de enero, cuando la toma del Capitolio por una turba impelida por las dolosas palabras de Trump para desconocer los resultados electorales y la calificación de los jueces y el Colegio Electoral podría ser mucho mayor en lo inmediato. Tras la era Trump, ha surgido un mundo post Estados Unidos, uno ya no definido por la primacía estadounidense sino por un declive más pronto de lo que se esperaba tanto por el inevitable ascenso de otros poderes como por el daño autoinflingido por el ataque a la democracia. Como con los individuos, subraya Haass, es más fácil tirar la reputación de los países que construirla.

4.

De ahí que Biden tendrá en lo inmediato una doble tarea. Por un lado, fortalecer la democracia y el imperio de la ley, sometiendo a la justicia a los perpetradores del ataque al Capitolio desde el más alto hasta el de menor cuantía, dejando en las manos de los poderes constituidos el juzgar y aplicar las sanciones; tras lo cual podrá emprenderse la reforma interna y renovar los procedimientos que hubieren fallado. Hacia adelante, por otra parte, habrá de asumir una agenda amplia y ambiciosa para atender lo inmediato y trazar el futuro; enfrentar, desde luego, la gran crisis de la pandemia con un plan amplio de vacunación a toda la población; emprender la recuperación económica con incentivos fiscales y servicios financieros oportunos. Y hacia el largo plazo, recobrar la confianza del mundo en los compromisos globales, así como enfrentar la desigualdad, acentuada por la recesión y la pandemia. Para ello, tomar el lugar que les corresponde en el combate a la pandemia y las enfermedades infecciosas, el cambio climático, la proliferación nuclear, el terrorismo, el comercio leal, la reanimación de la economía global y el diálogo respetuoso y cooperativo en los más altos niveles, desde el G7, el G20 y la ONU, desde luego.

5.

Indudablemente, concluye Haass, la mejor política empieza en casa. Un mundo post Estados Unidos no será dominado por éste, pero ello no significa que deba serlo por China o por el caos, advierte.