El mundo después

16 de Abril de 2024

Luis M Cruz
Luis M Cruz

El mundo después

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1.

Conforme la pandemia del coronavirus paraliza la economía mundial también se perfilan los escenarios para el día después, cuando la crisis haya menguado y los estragos puedan ser cuantificados. Hoy, lo que hay es pánico y acciones para mitigar los efectos que habrán de afectar ámbitos mucho más allá de los riesgos para la salud.

2.

Definitivamente el apocalipsis no habrá de suceder. En tiempos de amenazas desconocidas –porque desconocida aún es una cura o tratamiento asequible para este nuevo padecimiento— suelen transitar las visiones del fin de los tiempos y los riesgos inminentes para la humanidad. Pero con el nivel de letalidad que ha mostrado el nuevo coronavirus esto no podría sostenerse. De ahí que las principales implicaciones se verán en otros rubros de la actividad humana, sensiblemente en la economía que ha entrado en recesión; en el trabajo, pues se habrá causado la pérdida de millones de empleos productivos; en lo social, porque habrá de afectar mucho más a los más pobres; en el turismo, al detenerse la actividad de una muy redituable industria, y finalmente, en la educación y la cultura, al mostrarse qué tanto los sistemas impersonales a distancia pueden sustituir a los modelos tradicionales de enseñanza y del trabajo, en donde estudiar en línea o trabajar desde la casa suple la concurrencia personal a un sitio específico para aprender o laborar.

3.

El coronavirus (Covid-19) con toda la fuerza que ha mostrado, habrá impactado en unos 300 mil casos y causado la muerte de 18 mil personas tras casi cuatro meses de haberse declarado el “paciente cero” en la ciudad de Wuhan, China. Por sí solas, estas cifras resultan apabullantes; empero, hace un par de años, la OMS publicó un estudio (The Lancet, 14 de diciembre de 2017) en el que advertía que las gripes estacionales causan la muerte de entre 290 y 650 mil personas cada año, advirtiendo sobre la necesidad de prepararse y reforzar los sistemas de salud con un enfoque preventivo, vacunarse contra la influenza como un menester obligado para fortalecer el sistema autoinmune de los individuos, además de educar y concientizar sobre medidas de profilaxis e higiene, como lavarse las manos y sanitizar las áreas de trabajo, estudio, transporte y esparcimiento en las que solemos convivir los seres humanos. Pero sobre todo, hacer conciencia de que cada año en invierno se presentan las gripes virales estacionales.

4.

No obstante, los países deberán paliar los efectos de una enorme crisis de confianza en la capacidad de Estados para atender la seguridad de los ciudadanos ante

las nuevas amenazas a la supervivencia o la preservación de la vida. Para cuando se tenga una cura, algo ya muy próximo en el horizonte, la economía mundial se habrá afectado un 2% en general, con efectos que irán desde el 5% que prevé Alemania y las agencias estiman para México, una reducción del 3% en el PIB de China y del 1% en Estados Unidos. La OIT estima la pérdida de 25 millones de empleos en todo el mundo, 600 mil de los cuales acaecerán en México. En el deporte, los Juegos Olímpicos de Tokio se habrán reprogramado.

5.

Sin duda venceremos al coronavirus, como antes vencimos al VIH o la influenza. Pasada la tormenta, lo que cuenta serán las estrategias de recuperación. Lo grave sería que el mundo después sea muy parecido al anterior, en donde el debilitamiento de la cooperación internacional, las rivalidades entre potencias, sobre todo entre China, Estados Unidos, Rusia y la Unión Europea inmersos en guerras comerciales y del petróleo sean la constante y acentúen la rivalidad entre el Estado oriental, eficaz y autoritario, y el decaído Estado liberal occidental, estando aún por dirimir si se requiere más o menos Estado para atender los problemas de la sociedad y el mercado.