1.
Gerardo Esquivel, virtual subsecretario de Egresos de Hacienda, ha presentado los preámbulos de Ley de Ingresos y Presupuesto de Egresos de la Federación para el próximo año. Los trazos gruesos revelan en principio el apego a los criterios de política macroeconómica enviados en abril pasado; es decir, superávit primario si bien se estima habrá un déficit del 0.9%; crecimiento esperado de la economía entre 2 y 3%; inflación en torno al 4%; precio estimado del barril de petróleo alrededor de 60 dólares; tipo de cambio en 19 pesos por dólar; tasa de interés de referencia en 7.75% la de Banxico y de la FED, en 1.75%.
2.
En lo que se refiere a la Ley de Ingresos, se empieza a andar el camino de la desgravación; se dice que no habrá más ni nuevos impuestos, como ha sido el objetivo de la política fiscal en los últimos cinco años, pero se informa que habrá una reducción de impuestos en las fronteras o “zonas francas” que habrán de crearse, donde el IVA se reduciría del 16 al 8% y la tasa ISR, del 30 al 20%, en secuencia quizá de la desgravación fiscal en los Estados Unidos, donde la tasa del ISR corporativo pasó a 21% y el IVA es del 8%.
3.
En materia del gasto el principal efecto es el social. Sosteniendo un incremento en el nivel del gasto público del 7% se llevará el presupuesto a 5.677 billones de pesos (397 mil millones de pesos más que en 2018), un poco más que la inflación observada en el año. Con ello:
4.
Uno, se incrementan los recursos a estados y municipios, que pasarán de 811 mil 931 millones a 892 mil 800 millones (1% adicional). Si bien el destino del gasto será observado de cerca por los llamados “delegados de desarrollo social” en cada entidad.
Dos, el servicio de la Deuda Pública se eleva sensiblemente, al pasar de 609 mil 311 millones en 2018 a 726 mil 800 millones de pesos para 2019, un 19.3% adicional, resultado tanto del mayor monto de la misma como señaladamente, del aumento en las tasas de interés. El desempeño de la deuda es uno de los principales lastres del presupuesto y será algo que estará machacando la herencia deudora dejada por los últimos doce años de gobierno.
Tres, el gasto programable ascenderá a 625 mil 600 millones de pesos, cifra inferior en más de 100 mil millones de pesos a los recursos destinados al servicio de la deuda, es decir, el gasto orientado a hacer más productiva la economía es significativamente menor a los pagos del pasivo. Con estos recursos, se atenderá la inversión (111 mil 700 millones de pesos), los subsidios (405 mil millones) y la operación (140 mil 200 millones de pesos). Aquí no se ve de dónde saldrán los recursos para el Tren Maya ni el Transístmico, el Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México en cualquiera de sus formas (Texcoco o Santa Lucía) o el desdoblamiento del gobierno federal hacia las entidades federativas. Ah, sí, éstos últimos serán programas multianuales, con participación público-privada, por lo que requerirán un menor flujo de recursos públicos.
Cuatro, el pago de servicios personales del gobierno federal quedará en 327 mil 600 millones de pesos, compendiando tanto reducciones de salarios como de numerario, que es de donde se pretende salgan los 450 ó 500 mil millones de pesos que habrán de requerirse, ha dicho Esquivel, para elevar la pensión universal a adultos mayores (+68), los apoyos a 2.6 millones de jóvenes para que estudien o se incorporen al mundo laboral, y la siembra del millón de hectáreas de árboles frutales y maderables en el sur del país.
5.
Ciertamente, no alcanza, no podría alcanzar para todo, lo que no significa una bancarrota. También se requiere gobernar bien, motivar la inversión, hacer que las ideas jalen y generen crecimiento en la economía, el empleo y los ingresos.