Los días más negros

25 de Abril de 2024

Luis M Cruz
Luis M Cruz

Los días más negros

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1.

Tras casi un año del inicio de la pandemia del coronavirus Covid-19, cuya primera aparición fue en la ciudad china de Wuhan, el fin de la misma aún se ve lejano. Los distintos países han realizado un esfuerzo descomunal para contener los nocivos efectos, generando un stop en la economía mundial, un gran impacto social y condiciones severas para el control sanitario, pero los costos han sido demasiado altos, mucho muy altos como para permitirse en una segunda oleada otros aún más altos.

2.

Al momento, según los datos de la OMS, el coronavirus ha cobrado casi 1.6 millones de vidas, infectado a 67 millones de personas y, en la perspectiva de los próximos meses, cuando pueda asumirse el control del virus, podría llegar a tres millones de muertes y más de 100 millones de portadores activos. Las buenas noticias tienen que ver con la ya muy cercana disponibilidad de varias vacunas con alto nivel de eficiencia, como son las occidentales de Pfizer y de Moderna, así como otras varias en pruebas clínicas si bien con menor nivel de confiablidad, como la de Cansino de China y Sputnik de Rusia. Empero, como ha subrayado la OMS, la disponibilidad de la vacuna no implica necesariamente que la enfermedad desaparezca pues aún falta producirla en escala masiva y distribuirla globalmente, bajo la pretensión de altruismo para que llegue a toda la población.

3.

Esto último, sin embargo, podría no suceder. Ya se ha visto cómo los países buscan comprometer la producción masiva realizando pedidos y pagos anticipados, con lo que muy probablemente las vacunas estarán disponibles para quien pueda pagarlas al menos en un primer momento. Habrá entonces, muy probablemente una distribución inequitativa, lo que generará un impacto aún mayor entre la población sin acceso inmediato a la inmunización.

4.

La OMS advierte, entonces, que los días más negros estarían por venir. El 2021 podría ser un año de tremendo impacto en la vida y la salud de millones de personas, sobre todo las más vulnerables, es decir, los más pobres y quienes menos tienen. Una catástrofe humanitaria se perfila si se da una “estampida por las vacunas” entre los países más ricos, con poder de compra, y los países más pobres. Dice el director de la OMS, Tedros Adhanom, que se requiere al menos una inyección inmediata de cuatro mil 300 millones de dólares para lograr la disponibilidad de vacunas a los países más desfavorecidos o dependientes. ¿Quién los pondrá? Pero ahí no se detendrá la cuestión, habrá otros efectos igualmente perniciosos, pues la necesidad de ayuda y recursos para prácticamente una reconstrucción de la economía mundial será también incomensurable. La pandemia, dicen los distintos organismos multilaterales del sistema de Naciones Unidas, como la FAO y la OIT, han provocado un aumento del 40% en las personas que requieren de ayuda humanitaria, con necesidad de hasta 35 mil millones de dólares en financiamiento o asistencia. Hay, asimismo, una mortandad de empresas pequeñas y medianas así como pérdida de puestos de trabajo a escala global, sin precedentes. Casi 200 millones de trabajadores habrán perdido sus empleos o reducido sus ingresos como resultado de la drástica reducción de la producción y el comercio mundiales, algo que en la escala humana puede resultar irrecuperable.

5.

En México, estos saldos se miran en 108 mil valiosas personas que ya no están, es muy probable que sean 150 mil para cuando se tenga el remedio; se habrán perdido un millón de puestos formales de trabajo, recuperables, sí, pero hasta el año 2022, y al menos 10 millones de personas habrán caído en situación de pobreza, comprimiendo aún más las alicaídas clases medias. En el horizonte, la recuperación económica y laboral tomará al menos dos o hasta tres años, si se crece el 3.5% anual perfilado. Es decir, no obstante el esfuerzo realizado, habrá que realizar otro aún mayor para salir adelante, tremenda evaluación por realizar en un año electoral.