1.
Con una serie de reuniones internacionales del mayor calado para razonar una lógica postCovid, una especie de “día después” de la pandemia, el mundo entero se prepara para salir de la oscuridad que ha significado incalculables efectos, no sólo pérdida de casi cinco millones de vidas y la tremenda desigualdad en el acceso a las vacunas, sino también la caída en la pobreza de cientos de millones de personas, el abandono de pautas para mitigar la desigualdad, contenidas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible y el Programa 2030 de la Organización de las Naciones Unidas y, por supuesto, la pérdida de millones de empleos, de dólares y empresas, con la consecuente reducción del crecimiento y el ingreso de los países y de las personas.
2.
La reunión del Foro Económico de Davos a realizarse en Singapur en mayo pasado, fue cancelada; sin embargo, han tenido lugar las cumbres de la Alimentación organizada por la FAO, con la consiguiente alerta sobre la producción mundial de alimentos, en riesgo por factores como la mayor demanda y precios y el cambio climático que afecta por igual a tierras y cultivos; en junio se realizó la cumbre del G7, los países más poderosos de la Tierra, quienes acordaron un impuesto global de 15% a corporaciones así como importantes donaciones de vacunas antiCovid, y se han realizado reuniones mensuales de la OPEP+, los países productores de petróleo incluidos Estados Unidos, Canadá, Australia y México, entre otros no afiliados, para aumentar paulatinamente la producción mundial en 400 mil barriles diarios y evitar los precios se desborden.
3.
Tras la Asamblea de las Naciones Unidas en septiembre y las severas advertencias para enfrentar sin dilación los desafíos globales, a fines de octubre se realizará en Roma, Italia, la cumbre de líderes del Grupo de las principales 20 economías del mundo. En la ciudad eterna, los líderes mundiales, incluidos aquellos contrastantes de China y Rusia, abordarán una ambiciosa agenda para reconstruir la economía, beneficiar a la gente y proteger el planeta en los años por venir, buscando evitar la confrontación fría inevitable al contrastar los sistemas productivos y organización social propios del totalitarismo y el liberalismo, representados por el capitalismo de Estado de China y Rusia ante el capitalismo liberal democrático de
Estados Unidos y la Unión Europea.
4.
En la reunión del G20, con un enfoque multilateral se quiere integrar tres pilares: las personas, el planeta y la prosperidad, para enfrentar los grandes desafíos globales en el tiempo postCovid. Los temas, con la pretensión casi filantrópica de “no dejar a nadie atrás” incluyen vencer a la pandemia con vacunas para todos y lograr resiliencia en un renovado sistema mundial de salud; enfrentar el cambio climático –el cual se abordará en la cumbre de Glasgow en la primera quincena de noviembre--, postular la innovación tecnológica y digital para vencer la pobreza y reducir la desigualdad, a efecto de construir una prosperidad sostenida y sostenible.
5.
Suena bien, sin duda. Sin embargo, el presidente Joe Biden ha convocado a la Cumbre por la Democracia el 9 y 10 de diciembre, en la cual volverán los asuntos de la confrontación fría. Se abordarán los temas de la defensa contra el autoritarismo, la lucha contra la corrupción y la promoción de los Derechos Humanos, los ítems casualmente de la tensión con China y Rusia. Ya China ha cuestionado la democracia occidental negando sea la única forma de democracia posible, oponiendo la concepción de la democracia popular con núcleo en el partido único y la planeación centralizada, en donde es válido posponer libertades a cambio de la promesa de bienestar. Pareciera que se habla mucho y se logra poco, pues dadas las calendas, se percibe reducido espacio para la cooperación y el encuentro y mucho esfuerzo para evitar la confrontación, el enfriamiento y los riesgos consecuentes.
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