Un año muy complejo

19 de Abril de 2024

Luis M Cruz
Luis M Cruz

Un año muy complejo

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1.

Conforme lo señala el Gobierno de la República, en concordancia con la percepción social, el año que inicia tendrá una complejidad inédita, por decir lo menos. Como mínimo habremos de enfrentar tres grandes problemas: controlar y resolver la pandemia del la Covid 19; enfrentar la inseguridad y lograr la recuperación de la economía, tras una caída entre 9 y 10% del PIB, la más grande desde la Gran Depresión de 1929. Todo ello sucederá, además, en un año electoral, en el que estará en juego la integración de la Cámara de Diputados, la renovación de 15 gubernaturas y 30 legislaturas estatales, así como el cambio de mil 926 ayuntamientos: se trata prácticamente de unas elecciones generales en las cuales los ciudadanos votantes tendrán ante sí un gran balance por realizar, es decir, contrastar los dichos con los hechos.

2.

Ciertamente, la popularidad presidencial se encuentra en altos niveles, cercana al 60%, ocupando un destacado segundo lugar entre los gobernantes del mundo; no obstante, lo que estará ante el juicio de los electores serán los resultados, sobre todo resultados de la gestión gubernamental en los diferentes niveles públicos en juego tanto nacional, como estatales y municipales, en donde suele pesar la crisis de expectativas respecto del bolsillo de los ciudadanos, las oportunidades de empleo y mejoramiento del nivel de vida y las posibilidades presentes y futuras para remontar adversidades. Los electores suelen votar más con el hígado que con la cabeza. En 2018 una oleada de indignación por la corrupción e indolencia prevalecientes arrasó en las elecciones. Las expectativas por el cambio subieron y se esperan cuentas sobre ellas. El contraste será inevitable no sólo en el ámbito del combate a la corrupción sino también en los alcances de los problemas señalados públicamente, que refieren a los saldos de la pandemia, la seguridad pública y el manejo de la economía.

3.

Cuando de elecciones se trata, el contraste permite discernir las opciones. Qué se hizo antes, qué se ha hecho ahora y que tendría que hacerse para salir del bache. Ciertamente, no será fácil eslabonar un discurso o narrativa suficiente para dar cuenta de 130 mil muertes por Covid y que en cinco meses más, cuando los ciudadanos salgan a votar, podrían haber llegado a 200 mil, que son muchos miles de ciudadanos valiosos e insustituibles en los tiempos actuales; cómo explicar además que dos años después se ha tenido el año más violento de la década, pues sin guerra declarada se registraron casi 36 mil muertes violentas asociadas a la delincuencia organizada. Y en el ámbito económico, habrá de hablarse de las pérdidas cuantiosas en empleos, empresas e inversiones, cuantificables en esa contracción observable en el crecimiento económico de entre nueve y 10%, de las más altas registradas en el mundo. Mucho podrá decirse sobre cómo lograr la recuperación que por fortuna está en el horizonte, sin dejar de señalarse que ha habido costos, millones de personas han perdido ingresos y han visto reducidas sus opciones, dado que la recesión ha golpeado desigualmente a la población.

4.

Tal es la complejidad del incipiente año electoral. Esencialmente, las elecciones tratan de poner a prueba a los gobiernos, a los partidos y a los candidatos para renovar mandatos o acotar y hasta reemplazar gobernantes y representantes populares; de ahí que para unos sea necesario explicar lo que sucede a los electores en busca de renovar el respaldo, y para otros el contrastar y cuestionar los resultados también en busca del respaldo ciudadano para alguna opción distinta. Es decir, elegir entre seguirle o enmendar el rumbo.

5.

En este sentido es que las elecciones intermedias se tornan en un referéndum, cuando los electores vuelven a tomar la palabra y hacen escuchar su voz. Aún en situación de pandemia, con las debidas salvaguardas sanitarias, a todos nos corresponde participar.