En lo social, la polarización alcanzará una expresión de odio que sólo beneficia a quienes la propician. No caiga en el juego. Lo que cambia para México en 2015
Si a predicciones nos vamos, ahí le voy:
Tomando en cuenta el atribulado final de 2014, la ausencia del estado de derecho, la ineficiencia en los tres niveles de gobierno, la nula intención de los opositores de ser más objetivos en sus críticas y de ponerse a construir en lugar de destruir todo, la relación de la sociedad mexicana con sus autoridades, será de desconfianza.
En año electoral se puede esperar lo peor, y más cuando después de saber lo que era un secreto a voces: muchos políticos y gobernantes son cómplices del crimen organizado; o bien, son sus empleados o cabecillas, estamos viendo que quienes serán los próximos candidatos a elección popular, son los mismos. No hubo tiempo o voluntad para renovar cuadros. No hay esperanzas de encontrar (salvo honrosas excepciones) candidatos que nos garanticen una actuación impecable, limpia y sin corrupción.
En lo económico, los demonios andan sueltos. El precio del petróleo no quiere dar marcha adelante, las inversiones extranjeras en nuestro país están a la expectativa, no se atreven, quieren ver estabilidad y de eso estamos pidiendo nuestras limosnas; pero en año electoral, eso es justo lo que quieren proyectar quienes aspiran arrebatarle el poder a los que ahora lo detentan. Cuide su dinero, la generación de empleos no será la mejor y la inflación está lejos de detenerse.
En lo social, la polarización alcanzará una expresión de odio que sólo beneficia a quienes la propician. No caiga en el juego.
El gobierno seguirá cantando sus pírricas victorias, pero tendrá pocos oídos dispuestos a seguir la melodía. Hasta no ver no creer.
En fin que lo que este 2015 cambia para México en relación a 2014, es sólo el número.
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