Decencia vs. indecencia

23 de Abril de 2024

Enrique Del Val
Enrique Del Val

Decencia vs. indecencia

enrique del val

Escribo este artículo antes de conocer los resultados sobre las elecciones del pasado 3 de noviembre. Sin embargo, independientemente de cómo resulten, hay una cosa segura, Donald Trump ha sido quizás el más corrupto de quienes han ocupado tan alto cargo en la corta historia de ese país.

En las últimas semanas se han publicado diversos artículos que demuestran la aseveración anterior, pero destaco dos de ellos: el primero apareció en la prestigiada revista The New Yorker, firmado por Jane Mayer; el segundo se publicó en el periódico The New York Times bajo la firma de Peter Baker.

Según este último, lo que ha definido a la presidencia de Trump ha sido la deshonestidad, y sus consecuencias serán duraderas para la nación estadounidense. El presidente ha insistido en que al único que hay que creerle es a él y lo peor, tal y como lo comenta Baker, es que según una encuesta de la revista Newsweek, el 54% de la población opina que las mentiras del presidente son aceptables, lo cual, a mi juicio, es gravísimo en una democracia.

Trump ha tenido la audacia de decirle a los ciudadanos en un acto público que lo que están viendo o leyendo no es lo que está pasando en la realidad. Así de simple.

En el largo artículo de Jane Mayer se demuestra claramente la clase de calaña que es Trump; según las informaciones públicas, el angelito ha sobrevivido a un juicio político, dos divorcios, seis quiebras de sus empresas, 26 acusaciones de agresión sexual y se estima que a casi cuatro mil demandas civiles en su historia como desarrollador inmobiliario. No creo que haya en el mundo un personaje tan siniestro como él.

De acuerdo con la columnista Mayer, dos de las más importantes investigaciones están a cargo de destacados fiscales de Nueva York, el Sr. Cyrus Vance, del distrito de Manhattan y Letitia James, abogada general de la ciudad, quien tiene casos relativos a sus negocios antes de ser elegido Presidente.

Asimismo, se ha conocido que en los próximos cuatro años, sea presidente o no, tendrá que pagar 300 millones de dólares que personalmente garantizó, principalmente al Deutsche Bank. También, según el Financial Times, en los próximos cuatro años estará obligado a pagar alrededor de 900 millones de dólares como deuda de sus inversiones inmobiliarias, y está litigando con la oficina de impuestos las deducciones que según él le corresponden y, en caso de perder, deberá pagar aproximadamente 100 millones de dólares.

Claro que para pagar estas deudas tiene suficiente pues, según la revista Forbes, se calcula que su fortuna ronda dos mil 500 millones de dólares, aunque la situación económica de sus hoteles e inversiones inmobiliarias en este momento no son de las más recomendables para invertir.

En este último caso, también se está investigando el motivo por el que pasa tantos días en sus hoteles, que según los medios han sido más de 400 en su periodo como Presidente, principalmente en el de Florida, conocido como
Mar-a-Lago, donde frecuentemente va e incluso ha recibido a dignatarios extranjeros, como el primer ministro japonés, lo cual ha permitido el incremento en la ocupación hotelera de sus instalaciones, es decir, un ingreso adicional para él, siendo el dueño mayoritario de la empresa.

Han sido cuatro años de corrupción como nunca en la historia de la nación vecina y lo que más sorprende es que haya todavía millones que lo apoyen; creo que es parte de la manipulación de las noticias falsas, mismas que son tomadas como reales por tratarse del presidente, a pesar de que tanto él, como otros muchos, saben que no lo son.

Espero que la nación vecina tenga los suficientes arrestos para acabar con este corrupto, además enemigo de México, aunque las fake news de este gobierno digan que no. Por último, como dice Jelani Cobb, esta elección se trata de la decencia contra la indecencia.