La gente está cansada

18 de Abril de 2024

Enrique Del Val
Enrique Del Val

La gente está cansada

enrique del val

En una magnífica entrevista realizada a Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), órgano dependiente de la ONU, y publicada en el periódico El País a principios de este mes, la mexicana hizo comentarios muy importantes que podrían cambiar las propuestas que el organismo lleva planteando últimamente.

Señaló que el modelo de desarrollo seguido por el subcontinente está agotado, reconocimiento que es muy importante porque debe marcar un cambio en algunas de las propuestas de los países de la región.

Seguramente este comentario y algunos otros que citaremos más adelante, llegan después de la constatación de otro año fallido para el crecimiento y el desarrollo de América Latina. Hace un año, decía ella, había un escenario incierto y complejo y no se esperaba mucho del crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) en la región; para México se auguraba un crecimiento del PIB de 2.1%; preocupaba la posible caída de los precios de las materias primas de exportación y se mencionaba que habría un nuevo ciclo, insistiendo, como valientemente lo ha hecho por años, en denunciar la terrible desigualdad que el mercado genera por naturaleza. La realidad fue más severa que sus proyecciones, y por eso las declaraciones de este mes marcan un hito en la historia de la Cepal.

Señaló que ya van a ser siete años de bajo crecimiento en la mayoría de los países y que ya perdimos dos trenes: el de la política industrial y el de la innovación; agregando que si continuamos con este modelo, seguiremos siendo la región más desigual del mundo.

Criticó principalmente el modelo, al que denomina “extractivista”, que concentra la riqueza en pocas manos y apenas contiene innovación tecnológica; dijo que se deben encontrar nuevas formas de crecer y que para ello se requieren políticas de Estado, pues el mercado no es quien nos llevará a ellas.

Según Alicia Bárcena, hace falta dar una vuelta estructural al modelo. Como ejemplo mencionó a México, señalando que exportamos más de mil millones de dólares al día, pero eso no se ha sentido en la sociedad, la cual, podríamos agregar, ha empeorado en desigualdad.

Creo que sus palabras son, además de muy elocuentes y razonables, necesarias y deben ser tomadas en cuenta por los gobiernos latinoamericanos. Ya no se puede seguir con la idea de crecimiento económico como el factor fundamental, sin poner en la ecuación al desarrollo y la necesidad de tener otra política económica.

Pero esta nueva política económica tiene que empezar por revisar lo hecho y lo que se está haciendo. Por ejemplo, todo apunta a que seguiremos con la extracción del petróleo como el motor fundamental, sin ver hacia otro tipo de desarrollo más sostenible, como el carbono neutral.

Para lograrlo, primero se necesita tener una política industrial. Llevamos decenios sin ella, inclusive en el pasado los funcionarios absurdamente se enorgullecían de ello, con los resultados que todos conocemos. En la actual administración y con el incomprensible e incumplible Plan Nacional de Desarrollo, volvemos a carecer de una política industrial que tenga su base en la innovación tecnológica. Seguiremos pues, como dice la secretaria ejecutiva, con una propensión rentista, de concentración de la propiedad y las ganancias. Un buen ejemplo podrían ser las medicinas, ya que en lo único que se piensa es ver en qué país nos salen más baratas y no en producir aquí varias de ellas.

El gobierno, más allá de cenas, convenios, pactos con el sector privado y compromisos de papel por miles de millones de pesos a futuro, tiene que hacer una política industrial que lo distinga de los regímenes anteriores para no ser más de lo mismo.

Y citando a Alicia Bárcena, “la gente está cansada, sobre todo de una cultura del privilegio que ha naturalizado la desigualdad y la discriminación”.