Loveling: cuando los hijos se van

25 de Abril de 2024

Alejandro Alemán
Alejandro Alemán

Loveling: cuando los hijos se van

alejandro aleman

Decir adiós debe ser una de las cosas más tristes en la vida, pero pocos adioses tan melancólicos como el de una madre hacia sus hijos. Es el caso de Irene (Karine Teles) cuya estructura maternal se cimbra cuando el mayor de sus hijos, Fernando (Konstantinos Sarris), es invitado a ir jugar handball en Alemania, debido a su destacada labor en el equipo escolar de su natal Brasil. La noticia llena de alegría al resto de la familia —sus tres hermanos menores y su padre— , pero en cambio Irene no puede evitar dibujar en su rostro una expresión de terror. Su “pequeño” se irá de casa, al primer mundo, y lo más probable es que no regrese. Este es el conflicto familiar que nos presenta el cineasta brasileño Gustavo Pizzi en Benzinho (Loveling), su segundo largometraje. En coincidente eco con cierto episodio nacional reciente, Fernando recibe la beca para jugar en Alemania, pero aún falta por resolver cómo irse. La familia no recurrirá a la bondadosa mano del Estado (ni de las redes), sino que incluso contempla la venta de su desvencijada casa, misma que Irene se niega a abandonar, aunque literalmente se esté cayendo a pedazos. Con un guión escrito por el propio Pizzi junto con su protagonista, Karine Teles, la película trata en una primera capa sobre el terrible síndrome de nido vacío de una Irene que no pierde momento para recordarle a su hijo de los peligros de Alemania (desde los terroristas hasta el clima) o que incluso se alegra cuando los trámites de la visa se complican. Pero el subtexto es igual o más interesante. La película exhibe las complicaciones de la movilidad social en un país como Brasil: desde las envidias que ésta provoca (el entrenador que monta en cólera al saber que Fernando se va al extranjero) hasta la dificultad de la propia Irene (recién graduada de la universidad luego de dejarla trunca) por moverse en un esquema machista que ve mal que ella trabaje para mejorar su nivel social. Con coloridas tomas en planos cerrados que dejan el peso de la cinta en el rostro de los actores, Benzinho resume con una metáfora el sentir de la trama: la puerta de la casa se descompone y la familia opta por entrar y salir por la ventana. No habrá pues, puertas que permitan salir, quien pretenda moverse y progresar tendrá que literalmente romper paredes: familiares, sociales y afectivas. La estupenda actuación de Karine Teles hace nuestro su dolor de madre: lloramos con ella la partida de su hijo, y le abrazamos ante un futuro que debe ser mejor para todos.