Unos días antes de que México entrara a la fase 2 de la epidemia de Covid-19 y que se suspendieran las labores en el gobierno federal, en el Instituto Nacional de Migración que dirige Francisco Garduño, ya estando la epidemia, se convocó a diversos funcionarios a que se presentaran en el Centro de Evaluación para someterse a los regulares exámenes de control de confianza.
Los servidores públicos del INM llegaron con sus propios recursos y, desde las siete de la mañana, estaban esperando ser recibidos. Resulta que los directivos les avisaron una hora después que no los iban a poder atender, pero no les dijeron más, y cada quien arregló como pudo su regreso.
Algo similar pasó con los evaluadores y el personal administrativo no prioritario del Instituto, a quienes no les avisaron en varios días qué era lo que debían hacer, a pesar de que no tenían trabajo y sólo estaban encerrados sin la sana distancia ni cubrebocas, apenas hace unos días se dividieron en guardias.
Hasta este momento no le han comunicado al personal de servicios no esenciales de la instrucción de la cuarentena obligatoria por la fase 2 de la emergencia sanitaria.