Tercer ajuste prudencial

23 de Abril de 2024

Luis M Cruz
Luis M Cruz

Tercer ajuste prudencial

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El recorte representa el tercer ajuste preventivo del gasto para sostener la estabilidad macroeconómica y la salud de las finanzas públicas.

1. Otro ajuste prudencial. La situación mundial tornó a ensombrecerse y el gobierno mexicano debió asumir, otra vez, un ajuste prudencial que le permita anticipar el control de daños. La reducción del crecimiento en China y la persistencia de la revolución petrolera, que ha inundado el mercado y derribado los precios, llevan a la baja la demanda y generan crisis de producción. El superdólar le afecta a todos, tanto a las economías emergentes que ven afectada la paridad, como al país de referencia, pues vuelve muy caras las exportaciones norteamericanas, que empiezan a resentir el efecto y perder competitividad, lo que les obliga a desacelerar también, sobre todo en el sector industrial, lo que agrava la percepción de riesgos en el mundo.

Ello, de inmediato se refleja en México, en donde los sectores primario e industrial se han debilitado con crecimientos menores al 1% en el último trimestre del año.

El crecimiento observado de la economía se ha debido sobre todo al dinamismo del consumo interno, financiado sobre todo con el crecimiento del crédito, pero no por el empuje del sector industrial.

Por ello, al observarse la sensible desacumulación de reservas (iban 25 mil millones de dólares menos en un año, sin que la paridad encontrara un equilibrio razonable) y la pérdida de ingresos petroleros (el petróleo mexicano ha caído de 100 a 25 dólares el barril) la Secretaría de Hacienda, encabezada por Luis Videgaray, un tanto anticlimáticamente debió hacerse eco de las preocupaciones de los organismos financieros internacionales y el Banco de México, que urgían a adoptar medidas precautorias y declarar un ajuste a los egresos públicos para compensar la caída en ingresos petroleros pero también controlar la pérdida cambiaria y la salida de capitales.

Al respecto, Janet Yellen, titular de la Reserva Federal de los Estados Unidos, había advertido que las condiciones financieras globales se habían vuelto menos favorables al crecimiento económico, y de mantenerse así podrían afectar las perspectivas de actividad económica y de empleo. No obstante, reiteró también que la Reserva Federal seguiría contemplando la normalización gradual de la tasa de interés de referencia, en función de los datos y del entorno de mercado.

Se tiene así, el tercer ajuste preventivo en el gasto público para sostener la estabilidad macroeconómica y la salud de las finanzas públicas mexicanas. El primero ocurrió en 2015, cuando el presupuesto se reduco un 0.7% del PIB; el segundo, al aprobarse el presupuesto para el año 2016, al introducir la técnica de la base cero que contrajo 2% el gasto, y el actual, otro 0.7% del PIB, que significarán 132 mil 400 millones de pesos menos, 100 mil de los cuales se le reducen a Petróleos Mexicanos.

Adicional e insólitamente, el Banco de México elevó la tasa de interés de referencia en medio punto porcentual, ubicando la tasa en 3.75%, lo que tendrá el doble efecto de incrementar el costo interno del dinero, pero incrementar también la competitividad internacional de las inversiones en nuestro país.

2. Repercusiones en México. Tras el ajuste, el peso ha seguido su corrida frente el dólar, recuperando su valor de cambio tras haber cerrado hace una semana a 19.25 pesos; al igual que la mezcla mexicana de petróleo, que tras el acuerdo de congelación de producción asumido por Arabia Saudita y Rusia ha recobrado los precios de referencia del West Texas Intermediate por encima de 30 dólares, que aleja estas variables del factor 20/20 que ha sido quimera desde diciembre.

A ese paso, el sector privado teme un traspaso del lance cambiario a la economía doméstica, que se situaría en un 10% al menos en los precios directos a los consumidores de la mayoría de bienes y servicios en el mercado.

Desde hace meses, las agencias calificadoras venían advirtiendo la desacumulación de reservas, que desde el mes de marzo de 2015 han descendido 25 mil millones de dólares sin detener la caída del tipo cambiario, pero llevando el nivel de reservas muy cerca de la cifra del valor de la deuda externa expresada en dólares. Las reservas hoy acumulan 173 mil millones de dólares, en tanto que la deuda externa en dólares se sitúa en 163 mil millones. Esto en sí no es malo, pero lo que advierten los analistas es que, dado el bajo precio del petróleo, el país no cuenta aún con un mecanismo para sustituir la disminución de divisas petroleras que engrosaban, precisamente, la acumulación de reservas. Ni las remesas, que se destinan al gasto corriente, ni el turismo, que si bien ha crecido también requiere cuantiosas inversiones, compensan la pérdida de divisas petroleras.

Falta por clarificar si el gobierno mexicano habrá de adoptar un cuarto recorte preventivo al gasto en 2017, que se sumaría a los realizados en 2015 y 2016, uno por la vía del recorte simple, el otro mediante el esquema de renegociación del gasto previsto en el “presupuesto Base Cero” y el tercero realizado en estos días.

¿Cuál es la holgura del presupuesto para asimilar los golpes externos? Sin la reforma hacendaria realizada hace tres años, el tamaño del ajuste, según cálculos de la Secretaría de Hacienda, habría significado 500 mil millones de pesos para contener los efectos de la volatilidad e incertidumbre mundiales, que no son variables sobre las que nuestro país pueda tener influencia.

Es por ello que, aún cuando se trata de un tercer ajuste, el gobierno sostiene la capacidad de asumir el costo y ajustarse el cinturón, sin trasladar el costo a las empresas vía mayores impuestos o a las familias, mediante algún disparo inflacionario o la reducción de programas sociales que, dicho sea de paso, no serán afectados por el recorte, asimilable en el gasto corriente y un menor gasto de inversión en Pemex y la CFE. Como dijeran en la Cámara de Diputados el presidente de la Mesa Directiva y de la Junta de Coordinación Política, diputados Jesús Zambrano y César Camacho, se trata de una serie de medidas razonablemente calculadas, social y financieramente responsables.

3. Lo que el papa nos dejó. Al iniciar la visita del papa Francisco, los medios de comunicación saturaron sus espacios con el aliciente que, dicen, vendría a traer a los mexicanos. Parecieron olvidarse las formas republicanas y laicas, prevaleciendo distintas formas de aprovechamiento de la visita que realizan los grupos de interés, que por cierto no ocultaron cierto desencanto con el sentido crítico del discurso adoptado por el Papa al hablar de los problemas de nuestro país.

La violencia, la vulneración de Derechos Humanos, los ataques a periodistas, el narcotráfico y trata de personas, como también la migración, el cambio climático y la lacerante desigualdad y pobreza prevalecientes en amplios sectores de la población fueron los elementos centrales del discurso crítico que, sin embargo, se mantuvo en tonos generales sin caer en los juegos propios de los grupos de interés. Se dijeron cosas fuertes, incluso entró en polémica con el racista Donald Trump sobre la deshumanización visible en el trato a migrantes en el vecino país del norte, peor no hubo condenas al gobierno mexicano o a los gobernantes como algunos quisieran haber escuchado.

Por ello es que le atribuyen tibieza o el haber sido rodeado por quienes no le dejaron ver o percibir lo que querían hacerle ver o percibir, como si el Papa Francisco, jesuita para mayores señas, fuera alguien susceptible de dejarse manipular. El discurso no particularizó porque no se trataba de hablar al gusto de los inconformes, y como el propio Papa aclaró, en todos sus mensajes hizo referencia constante a la violencia, a la vulneración de los derechos humanos (“llagas que está sufriendo México, dijo”), a la corrupción e impunidad que tanto indignan, como también a la injusticia, a la lacerante pobreza y desigualdad como sustratos de la descomposición del tejido social que se ha estado padeciendo.

Pero que le era sencillamente imposible recibir a todos los grupos, sobre todo porque, dijo, estaban enfrentados entre ellos mismos, lo que les hacía sumamente difíciles de atender.

El drama, concluyó, es algo que sencillamente el pueblo de México no se merece, por lo que urgió en todos y cada uno de los mensajes u homilías pronunciados, a exigir cuentas y remontar la adversidad sin dejarse vencer o reducir al conformismo. Lo que el Papa nos dejó es un discurso propio de los movimientos de indignados que han cundido en Europa, el llamado a un actuar en la vida, en la política y en la sociedad, para sustituir estructuras obsoletas pero acotando el oportunismo de quienes buscan pescar en río revuelto. Tal fue el sentido de las críticas que todo jesuita suele hacer al establishment o al statu quo.

4. Populómetro y carrera por el 18. En lo que se refiere a la popularidad observable y cuantificable, Consulta Mitofksy publicó una serie más de preferencias que ha venido realizando con miras a la elección presidencial de 2018. En ella, sitúa al titular de Gobernación como el más obvio contendiente en el PRI, frente al muy conocido Andrés Manuel López Obrador y la visibilidad que está cobrando la esposa del ex presidente Felipe Calderón, configurando el nuevo adagio de que, quien más se mueve, más visible resulta en la fotografía.

El diario El Economista y Consulta Mitofsky presentaron su primer encuesta rumbo a las elecciones del 2018. A dos años y medio de los comicios presidenciales, Andrés Manuel López Obrador, Miguel Ángel Osorio Chong y Margarita Zavala se colocan entre los primeros lugares como aspirantes “reconocidos” en la encuesta de Consulta Mitofsky.

Sólo por ver los números que se pretende asentar en la opinión pública, conforme el ejercicio aplicado a mil mexicanos mayores de 18 años en sus viviendas, el actual dirigente de Morena, el señor López, tiene un reconocimiento de 91.4% entre los consultados; seguido del secretario de Gobernación con 79.8%, y de la esposa del expresidente Felipe Calderón con 59.4%.

En similar consulta de Mitofsky de agosto del 2015 los primeros lugares los ocupaban López Obrador (93.1%); Osorio Chong (80.6%), y Luis Videgaray, secretario de Hacienda (56.4%).

Consulta Mitofsky aclara que ser “reconocido” no representa ser “popular”, y sólo significa que se está presente en pláticas y análisis, y en ello se pueden tener opiniones negativas que también influirán en las decisiones de los partidos.

Por otra parte, en el documento denominado “Algunos presidenciables: su nivel de conocimiento. Rumbo al 2018”, se considera que el 2016 será un año en el cual los aspirantes a una candidatura presidencial deberán mostrarse, moverse y colocarse en el imaginario colectivo, así como competir con sus colegas y adversarios para apropiarse de temas, discursos o causas.

Así, el ejercicio coloca en el cuarto sitio de “reconocimiento” a Miguel Ángel Mancera, actual jefe del Gobierno capitalino (56.3%), seguido de Jaime Rodríguez, “El Bronco”, gobernador de Nuevo León por la vía independiente (50.3%), y Eruviel Ávila, gobernador del Estado de México (48.1%).

Asimismo, se coloca en la lista a Luis Videgaray, secretario de Hacienda (47.2%); Manlio Fabio Beltrones, presidente nacional del PRI (45.7%); Ricardo Anaya, líder del PAN (36.7%); Rafael Moreno Valle, gobernador de Puebla (34.3%), y al comunicador Pedro Ferriz (32.4%).

Finalmente, forman parte del listado Aurelio Nuño, titular de la SEP (28.2%); Manuel Velasco, gobernador de Chiapas (26.1%); Ivonne Ortega, diputada del PRI (24.7%); José Antonio Meade, de Sedesol (23.1%); Miguel Márquez, gobernador de Guanajuato (22.3%); Claudia Pavlovich, gobernadora de Sonora (22.2%); Manuel Clouthier, diputado independiente (20.3%), y Emilio Álvarez Icaza, expresidente de la Comisión de Derechos Humanos del DF (15.2%).

5. Por una candidatura única independiente en 2018. En la revista Nexos de febrero, Jorge G. Castañeda anticipa la publicación del libro Sólo así. Por una agenda ciudadana independiente. Debate, que habría de ver la luz este domingo 21 de febrero, arguyendo que sería el alegato más penetrante y articulado sobre el rumbo que debería tomar la oleada de políticos y candidaturas independientes que recorre el país.

En otras contiendas presidenciales, Castañeda y otros destacados intelectuales han integrado alianzas amplias antisistema. En 2000, fueron el gozne del llamado “Grupo San Angel” que gestaría la candidatura útil para Vicente Fox; en 2006 y 2012, estuvieron impulsando las “agendas del futuro de México” o el voto en blanco para incidir en los temas de la reforma política y del Pacto por México.

Ahora, aprovechando el descrédito de los políticos y de los partidos, estarían impulsando la gestación de una candidatura única independiente, “más que convencido –dice Castañeda—que nunca como hoy, en México una candidatura sin partido a la Presidencia de la República es una condición indispensable, aunque no suficiente, para consumar los cambios que requiere el país. La exterioridad al sistema, a la partidocracia, a las redes de complicidad, corrupción o pasividad ante la corrupción, a las omisiones y comisiones en materia de derechos humanos, a la aceptación tácita o abierta de la impunidad, es un requisito imprescindible para avanzar en estos frentes. Avanzar en ellos a su vez, representa un imperativo para crecer, distribuir, educar y proteger”.

Las gráficas de identificación partidista, dice, según Buendía y Laredo en noviembre del 2015, indican 56% independiente, 20% PRI, 12% PAN, 4% PRD y 4% Morena. Más claro, ni el agua: el futuro llama para una candidatura independiente que, si es única, podría concentrar el efecto del “voto independiente”.

Con una seductora argumentación, prosigue Castañeda, dejar al libre albedrío del desarrollo natural de las campañas, en ausencia de una segunda vuelta en México, representaría un grave error, grave y contraproducente, para las candidaturas sin partido. La alternativa se halla en el diseño y la puesta en práctica de un proceso mediante el cual se construya, entre mediados de 2016 (después de las elecciones estatales) y finales de 2017, una candidatura única surgida de debates, mediciones, apoyos y campañas de tierra indispensables.

La argumentación principal a favor de esta tesis es simple y aplastante: se puede ganar si la candidatura es única y la elección se convierte en un plebiscito sobre la partidocracia.

Al recordar a qué se enfrentarán, Castañeda señala que la contienda presidencial es a una sola vuelta, con tres o cuatro partidos e, hipotéticamente, una candidatura sin partido. “Sabemos aproximadamente dónde se ubica cada quién.

Por Morena irá López Obrador, que sin el PRD pero con Movimiento Ciudadano y el PT puede arrancar con un 20% del voto. El PRI presentará a un socio (en el sentido cubano) de Peña Nieto, ya sea del gabinete, ya sea del partido, ya sea del Estado de México, en alianza con el Verde, si éste sobrevive. La impopularidad de Peña seguirá perjudicando a cualquier candidato identificado con él; Roberto Madrazo fijó el piso del PRI, con el 22% en 2006; su techo oscila alrededor del 27% sin alianzas (el 29% del 2015 se logró en 300 elecciones distritales, no en una elección nacional).

“El PAN postulará a uno de tres candidatos, probablemente Margarita Zavala; la votación del mismo (con o sin mujer en la boleta) se halla entre los 21% del 15 y un 30% en caso de una campaña de gran arrastre”.

Por último, el PRD deberá decidir si se suma a López Obrador en condiciones de debilidad o presenta a un candidato propio entre Miguel Angel Mancera o Graco Ramírez, que iniciaría su lucha con el 10% obtenido en 2015.

Aunque no se deben descartar las hipótesis de alianzas PAN-PRD o PAN-PRI (sin entender cómo se fraguarían), así será el firmamento electoral en 2018, a menos que sea catalizado por una candidatura independiente única, que, “con una narrativa de gran vuelo y lirismo, serán capaces de movilizar a una sociedad ávida de ilusión y futuro, y harta de mentiras y desengaños. Sólo así”, concluye Jorge G. Castañeda. Para tenerlo en el radar.