Como si de una acción de guerra se tratara, el terror se apoderó de los ecuatorianos este martes tras cuatro ataques mortales en las provincias de Guayas y Esmeraldas que dejaron al menos cinco policías muertos.
En una primera versión, las autoridades señalaron a dos bandas de crimen organizado locales —Los Lobos y Los Tiguerones— como los responsables de los coches bomba y enfrentamientos armados, ya que ambas organizaciones están en disputa por el territorio. Asimismo, se consideró la posibilidad de que los criminales reaccionaron al posible traslado de reos de la Penitenciaría del Litoral, una de las más violentas del país y que cuenta entre sus internos a muchos miembros del crimen organizado.
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Pero con el paso de las horas se comenzaron a considerar otros sospechosos. Tanto en redes sociales como en panfletos cuyo origen o veracidad no han sido desentrañados, la jornada violenta fue atribuida al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). Si bien tal afirmación no ha sido confirmada, Guillermo Lasso, presidente de Ecuador, reconoció que en su país operan grupos delincuenciales transnacionales.
“Lo sucedido entre la noche de ayer y el día de hoy en Guayaquil y Esmeraldas muestra claramente los límites a los que la delincuencia organizada transnacional -—a la que estamos combatiendo— está dispuesta a traspasar. Estos actos de sabotaje y terrorismo son, por así decirlo, una declaratoria de guerra abierta contra el Gobierno y contra los ciudadanos”, señaló el mandatario.
Bajo fuego. Además de los coches bomba, se registró el ataque a una Unidad de Policía Comunitaria
Por este motivo, Lasso también anunció un estado de excepción en las zonas afectadas, lo que habilita a las Fuerzas Armadas ecuatorianas a intervenir. “Estoy declarando el estado de excepción en las provincias de Guayas y Esmeraldas, y el toque de queda a partir de las nueve de la noche”, expresó a través de radio y televisión, sin precisar hasta cuándo se extenderá la medida.
La criminalidad que se ha registrado en Ecuador, donde bandas de narcotraficantes se disputan a fuego el poder tanto en cárceles como en calles, también derivó en la retención temporal de ocho guardias penitenciarios en un reclusorio del puerto petrolero de Esmeraldas, al noroeste y en la capital de la provincia del mismo nombre.
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