El pasado 30 de noviembre se presentó en el Senado de la República el cortometraje “Para Sarah” que cuenta las vivencias de la activista Érica Salinas Castillo, quien durante años fue obligada por Ministros de Culto a realizar ejercicios espirituales con el fin de “curarla” del lesbianismo. En la CDMX estas sesiones, que pretenden revertir la orientación sexual de una persona, fueron penalizadas desde julio de año pasado, por lo que hoy senadoras y senadores de distintos partidos buscan que se apruebe una ley a nivel nacional y que se consideren un delito.
Estuvieron presentes las legisladoras Patricia Mercado Castro, Alejandra Lagunes Soto Ruiz y Olga Sánchez Cordero quienes se han unido para defender a colectivos LGBTI que manifestaron en ese mismo evento su temor por el aumento de casos, sobre todo de adolescentes y jóvenes, que son obligados a someterse a tratamientos pseudocientíficos y sectarios para convencerlos de que su sexualidad debe volver a la “normalidad”.
Salinas Castillo comenta que cuando tenía 25 años de edad no sabía que ser lesbiana “estaba prohibido”, por lo que ejercieron contra ella violencia religiosa a través de terapias espirituales “que hicieron pedazos mi salud mental”, lo que le costó una larga recuperación para admitir que “no había nada qué curar”. Recordó que sólo el amor, la aceptación de su propia familia y la información profesional que leyó le ayudaron a llevar una “vida segura”.
La película “Boy Erased”, donde el actor Russell Crowe interpreta a un pastor evangélico que tiene un hijo homosexual, se asemeja a las vivencias que padeció Érica Salinas: el muchacho es obligado a ingresar a un centro de rehabilitación espiritual donde le “ayudan” a reencontrar su heterosexualidad, pero terminan dañándolo sentimental y emocionalmente. La película está basada no en un hecho real, sino en miles de experiencias actuales que viven Ministros de Culto de todas las confesiones.
Casi 20 mil personas han firmado una “petición ciudadana” que Salinas Castillo subió a una plataforma de internet para que se prohíban a nivel nacional estas prácticas que han sido diseñadas en centros de retiro adaptados para “curar” homosexuales, lesbianas y “otras alteraciones” que llegan por recomendación de pastores y sacerdotes.
Comunidades católicas y protestantes han visto en esta propuesta de penalizar las “terapias de conversión” o “Esfuerzos para Corregir la Orientación Sexual, Identidad o Expresión de Género” (ECOSIG) un atentado contra su libertad de expresión y credo religioso ya que les impedirían, según Ministros de Culto, “ayudar” a los que pretenden reorientar su salud sexual
En el Reino Unido, la Oficina de Igualdad del Gobierno (GEO, por sus siglas en inglés) trabajó en coordinación con las iglesias y otros organismos para llevar a cabo una consulta púbica -que se lanzó este mes- sobre la prohibición de las terapias, con el fin de que estas no afecten la personalidad del individuo y al mismo tiempo que el gobierno respete la libertad de religión y los derechos de los religiosos.
La diversidad sexogenérica ha causado siempre comezón, morbo y posturas radicales al interior de todas las denominaciones y corrientes. Hace falta un intercambio de ideas para aterrizar al lenguaje y comprensión populares lo que significa ser varón, hembra, sexual, asexual, pansexual, intersexual y la serie de matices que cada uno de esos conceptos engloba para que se puedan comprender, aprender y despecaminizar las preferencia y orientaciones sexuales.
PALABRA DE HONOR: Datos del Gobierno de la CDMX indican que al menos un cuarto de millón de personas acudió al Zócalo capitalino el 1 de diciembre, donde el presidente Andrés Manuel López Obrador rindió su Tercer Informe de Gobierno. Desde casi todos los Estados del país llegaron sus seguidores para escuchar en vivo al Jefe del Ejecutivo decir que en su administración “se fortalecen valores morales, culturales y espirituales...”.
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