#ZonaCero | Motivos para vivir a través de un vidrio

18 de Abril de 2024

#ZonaCero | Motivos para vivir a través de un vidrio

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Un hospital en Sao Paulo, Brasil, habilitó un ventanal para que
las familias 
puedan ver y 
saludar a los 
pacientes que no 
pueden tener
contacto externo 
por temor 
a un contagio

Eunice, de 56 años, visitaba a diario a su madre, Olivie, de 81, internada por problemas cardiacos en un hospital de Sao Paulo. Pero desde que el centro médico entró en confinamiento con el avance de la Covid-19, madre e hija sustituyeron los abrazos por visitas con un vidrio de por medio.

Los 46 pacientes del hospital Premier, en un barrio de clase media, se encuentran en el grupo de riesgo; y fue este factor, el que impulsó al centro médico para adoptar un confinamiento total el 25 de marzo, un día después de que el estado iniciara su cuarentena parcial.

“Un empleado puede salir, pero al volver necesita pasar por una fase de aislamiento”, cuenta Ruan Oliveira, el asesor de comunicación del hospital, que voluntariamente, decidió adherirse al confinamiento.

“Entendí que mi papel aquí como comunicador es el de registrar lo que ocurre”, cuenta el joven de 26 años, que dice haber superado las extrañezas de los primeros días y haberse ya acostumbrado “a dormir y despertar en el trabajo”.

La rutina en el Premier no es muy diferente a la de antes de la cuarentena, cuenta Olivie Schleier.

“Fue más difícil al comienzo, pero ya conseguimos salir al solarium, conversamos, jugamos juegos de mesa, no teníamos todas las actividades de antes, pero para ser sincera, aquí se está muy bien”, dice animada, Schleier, que ahora recibe a su hija Eunice y a su nieto Alexandre a través del vidrio en el que los pacientes y sus familiares, colocan sus manos en una búsqueda y anhelo de contacto físico.

Eunice y Alexandre, de pie en la acera, llevan máscaras. La proximidad entre madre e hija es tal, que cuando acercan sus rostros, es posible ignorar que hay un vidrio.

“Siempre fui muy cercana a mi madre, la traje a este hospital justamente para verla todos los días. Es difícil, pero me reconforta que esté protegida”, cuenta Eunice con la voz embargada de emoción.

Schleier dice esperar que la “nueva normalidad” sea más humana: “Me siento frente a la ventana, veo pasar los helicópteros y pienso que el hombre conquistó tantas cosas, pero no consigue ser humilde, ser bueno. Quien sabe si en adelante se respetará más a las empleadas, al trabajador, a quien recoge la basura. Son ellos los que están en la lucha”.