La encuesta

7 de Mayo de 2024

J. S Zolliker
J. S Zolliker

La encuesta

Pena-de-muerte

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No estoy de acuerdo con la pena de muerte por una sencilla razón: no creo que el Estado mexicano sea capaz de administrarla correctamente como nunca ha sido capaz de hacer que funcionen bien nuestros correos mexicanos. Entonces confiarle a nuestro sistema judicial la decisión sobre la vida de alguien, me parece ilógico y absurdo.

Eso no quiere decir que me oponga a que se mate a secuestradores y criminales de la peor calaña cuando se tenga la absoluta certeza de su culpabilidad.

Por eso, me uní a un escuadrón de la muerte. Porque yo mismo ejecuto a los que me consta que lo merecen. ¿Suena cruel? Lo es. Pero es gente que no se readaptará nunca. Nuestro sistema penal no sirve más que para crear nuevas asociaciones entre ellos. Para mantenerlos con tus impuestos. Para crear corruptelas. Para que se escapen. Y para nada.

Así como lo oyes, comenzamos a operar en México desde hace ya unos meses. Porque nos hartamos de cruzarnos de brazos. Porque me mataron a una hija en un asalto. Porque me mataron a mi compadre que iba en un helicóptero en la sierra tamaulipeca. Porque aunque el gobierno no lo mencione, estamos en una guerra contra cárteles desalmados que nos acribillan si circulamos cerca de sus guaridas porque así nos lo ordenan, o solo por portar un uniforme, o por ir en un vehículo utilitario.

No se engañen. Ellos no se compadecen. No conocen la misericordia. Traen la muerte en las venas. Entonces nosotros tampoco podemos jugar a la madre Teresa. Si matan a uno de los nuestros. Les vamos a matar a todos. Que no quede ninguno que pueda planear desde prisión, con comida caliente y techo firme, su venganza en contra nuestra. Bien decían antes: sin maíz, no hay pinole. O en latín que degeneró al dicho español: muerto el perro, se termina la rabia.

¿Puede haber un inocente muerto entre los que nos cargamos? Sería muy raro el caso, pero puede pasar si se juntan con criminales. O si son sus novias. O sus cómplices (incluso por no denunciarlo). Pero matamos cuando los descubrimos infraganti. En plena acción. O cuando nos emboscan. Y son muchísimo menos que los que mueren porque un asaltante mata a tiros a un inocente robado o a una niñita en viaducto, o cuando un cobrador de piso, quema un casino porque no le llegaron a la cuota y se chuta a sesenta personas. Los jodidos malos son muy poquitos en realidad, pero nos arruinan la vida a millones. Y no se preocupen: no somos gañanes. Somos gente educada, con licenciaturas y entrenamiento. No somos psicópatas fuera de control. Somos miembros de fuerzas del Estado que ya nos cansamos de que nos maten y los otros se vayan a vivir plácidamente mientras apagan las velas de otros.

No nos vengan con el cuento de que violencia genera violencia. Porque sabemos muy bien que a veces los incendios más fuertes, se pueden apagar sólo con una explosión. Que se sepa y se escuche fuerte y claro: estamos aquí. Estamos presentes. Y si no te portas bien, podemos ir por ti.

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