El poder de los estados para configurar políticas sanitarias públicas sostenibles, llega a verse limitado y disminuido por la competencia ejercida por la economía global.
La salud global se refiere a temas, problemas e intereses de salud que van más allá de las fronteras nacionales, pudiendo ser influidos por las circunstancias o experiencias comunes, y mejor atendidos por acciones y soluciones cooperativas.
En una sociedad donde el concepto de globalización ha marcado la pauta de las relaciones internacionales; en el sentido tecnológico, económico, político y social; posicionar a la salud en este concepto puede resultar contraproducente, por su naturaleza de derecho social y fundamental de la vida misma.
Al supeditarla a los aspectos económicos de la globalización, los servicios de salud pueden quedar limitados a presupuestos internacionales que no necesariamente corresponden con las necesidades de atención, puesto que, en algunas ocasiones, las enfermedades y los tratamientos se generalizan, sin tomar en cuenta aspectos específicos de la población.
El factor que más afecta a la salud poblacional es la brecha entre ricos y pobres, de acuerdo a la OMS, tan sólo la esperanza de vida entre los países desarrollados y en vías de desarrollo, es superior a 40 años.
Entre los inconvenientes de la globalización se encuentra el aumento de las desigualdades y la marginación, así como generar la interdependencia a otros países, y favorecer los monopolios.
Los problemas del mundo, son problemas de todos. La crisis climática, alimentaria, energética, de agua, todas, tienen consecuencias profundas, y todas derivarán en crisis de salud.
Por ejemplo, la globalización ha tenido un efecto directo en los estilos de vida, paradójicamente, la mayoría de los alimentos procesados y de costos accesibles, engordan a los adultos mientras que en los niños puede causar daños permanentes en el desarrollo. Otro riesgo inminente se desprende de las movilizaciones derivadas de las migraciones, que ocasionan el “tráfico microbiano”, definido como la expansión de enfermedades trasmisibles tales como VIH, cólera, tuberculosis, malaria, entre otros.
Aún con la intervención de las organizaciones internacionales para reducir las brechas de desigualdad y enfermedad, el acceso a la salud es por sí mismo un factor que causa pobreza.
Según la Organización Mundial de la Salud, al año se gastan entre 20 y 6 mil dólares por persona a nivel global en salud. https://bit.ly/2kFyloc
Los esfuerzos para mejorar los sistemas de salud apuestan por estrategias de acceso universal, sin embargo, los sistemas sanitarios son complejos, y las propuestas van encaminadas a un sentido de justicia social, donde los ricos subvencionen a los pobres.
Esto supondría superar temas como la corrupción, falta de gestión eficiente, ausencia de voluntad política, por mencionar algunos. Entre tanto, la fuerte capitalización de nuestro sistema sanitario y la inversión en investigación y desarrollo nacional, es un primer paso que nos prepararía mejor a lo inesperado.
Por otro lado, a partir de la globalización se pueden incrementar las medidas higiénicas, como prevención de riesgos y enfermedades, empoderando a las personas con información para mejorar su salud.
*Analista en temas de Seguridad, Justicia, Política y Educación *Si deseas recibir mis columnas en tu correo electrónico, te puedes suscribir a mi lista en el siguiente vínculo: https://eepurl.com/Ufj3n