Las fases del diálogo con Trump

25 de Abril de 2024

Juan Antonio Le Clercq
Juan Antonio Le Clercq

Las fases del diálogo con Trump

La relación México-Estados Unidos ha pasado por cinco etapas a partir de la irrupción de Donald Trump en las elecciones de 2016. Primero, el pasmo. Luego de la apuesta de Trump por polarizar la contienda, nuestras autoridades fueron incapaces de articular una respuesta coherente.

Independientemente de que los ataques consistieran en insultos, descalificaciones o amenazas o bien pusieran en riesgo la dignidad de los migrantes o la viabilidad de nuestra economía, el gobierno fue rebasado por los acontecimientos en una mezcla de asombro, indiferencia e incompetencia. La prudencia convertida en pretexto para justificar la inacción. Segundo, el dislate.

Ante la probabilidad de que Trump pudiera ganar y frente a las voces críticas que demandaban una respuesta enérgica a los insultos recibidos, se decide invitar a México al entonces candidato republicano. Apuesta pensada para ganar cercanía con Trump, tiro por la culata traducida en repudio generalizado al gobierno y que colapsó los niveles de aprobación del Presidente.

Sin dejar de lado que al dar trato de Jefe de Estado a un candidato se le otorga el espaldarazo internacional que hasta ese momento sólo habían ofrecido líderes partidistas de extrema derecha y, lo que ahora es cada vez más claro, el gobierno ruso. Tercero, la urgencia. Una vez que Trump toma posesión, nuestro gobierno no pudo controlar el ansia de iniciar cuanto antes conversaciones.

La prisa, el afán por ser los primeros, la presunción de cercanía con el yerno de Trump se transformaron en nuevos errores y más humillaciones por un gobierno que implementa su agenda en forma vertiginosa, incluyendo aquellas promesas que necesariamente afectan a México.

Cuarto, la bandera. Ante la suma de nuevos dislates y errores, sumados a la indignación por el gasolinazo y los aumentos de precio, el gobierno juega su resto llamando a la unidad frente a la agresión externa.

Invocación de un nacionalismo herido que llega muy tarde y al que se recurre desesperadamente para recuperar algo de la popularidad presidencial perdida. Enfoque centrado en envolverse en la bandera que no ha funcionado por el nivel de descrédito que arrastra el gobierno y ante la irrupción de otros actores que tienen mayor capacidad y credibilidad para jugar esa carta.

Finalmente ha bajado la intensidad mediática y las ansias del gobierno para ganar puntos presumiendo cercanía o tomándose fotos con Trump. La estrategia se ha enfocado a conversar con los sectores que pueden ser afectados por una negociación del TLCAN, aumentar el trabajo consular ante el clima de persecución que han generado los cambios en política migratoria y ganar aliados en otros países y al interior de los Estados Unidos.

Esta última etapa representa sólo un momento de transición hacia las eventuales negociaciones del TLCAN y el inicio de la construcción del muro fronterizo en cualquiera de sus modalidades.

Ese será el momento verdaderamente relevante y cuyos efectos tendrán un impacto duradero en la vida económica y política nacional. Fase llena de riesgos y sin margen para errores, aunque la forma reiterada en que el gobierno de Trump se crea problemas abre una oportunidad para ganar tiempo y consolidar una posición negociadora más favorable.

Tres cosas no pueden perderse de vista en la siguiente etapa: la cercanía de la sucesión presidencial en México llevará a todos los precandidatos a usar la relación con los Estados Unidos para posicionar su propia agenda; el gobierno es víctima de sus errores e incompetencia y eso lo convierte en un actor políticamente débil y que además pierde fuerza conforme se acercan las elecciones; y por más que se quiera vender como virtud la una renegociación del TLCAN, su “actualización” del proceso activará en México a múltiples actores corriendo en diferentes direcciones que querrán ver su agenda reflejada o simplemente prefieren que este desaparezca por completo.

@ja_leclercq Profesor-Investigador del Departamento de Relaciones Internacionales y Ciencia Política, UDLAP.