Cuidado, mucho cuidado

10 de Mayo de 2024

J. S Zolliker
J. S Zolliker

Cuidado, mucho cuidado

1 zolliker

Caso 1

Para el #BuenFin, la señora Verónica B. ha hecho su estudio responsable sobre qué comprar. Gastará sólo en muebles y activos que le durarán años. Y necesita cambiar el refrigerador y el comedor. Los revisó en diferentes tiendas, verificó el mejor costo incluyendo el flete y fue a comprarlos. “Por favor, firme aquí el aviso de privacidad y aquí para revisar su historial crediticio”.

Sorpresa se llevó cuando le denegaron el crédito por deudas. La vendedora le permitió echar un ojo en la pantalla de la computadora: debe más de tres millones de pesos en tiendas que ni conoce, en docenas de televisores, bocinas, ropa, consolas de videojuegos, material de construcción y sinfín de cosas que nunca ha comprado.

Después de horas de MPs y visitas a bancos y tiendas ha concluido que es víctima de robo de identidad. Y todo parece tener su origen cuando le sustrajeron la cartera hace unos meses en una cafetería. Claro, canceló tarjetas y dio aviso a las autoridades. Pero en la cartera, además de su licencia, iba su credencial del INE, misma que usaron para suplantar su identidad y para sacar veintenas de créditos en tiendas de autoservicio, departamentales y hasta casas de empeño.

Debe pues, tres millones de pesos que no tiene y la autoridad le dice que está obligada a pagarlos en lo que se averigua —a velocidad PGR— si cometió ella fraude, o si la estafaron. Y mientras tanto, no tiene ningún activo para vender y cubrir el adeudo que sólo acumula intereses en su contra…

Caso 2

Se llama Carlos. Recibió en su móvil un mensaje de un número de su banco, pidiéndole que reseteara su contraseña porque habían intentado hackear su cuenta y por seguridad, de no hacerlo en unas horas, le bloquearían todo y tendría que presentarse ante su sucursal original (en otra ciudad), con documentos oficiales y mucho tiempo a perder.

Como Carlos no quería viajar horas en carretera para arreglar la situación, le dio clic en el link y la verdad, es que no notó nada extraño. Por lo anterior, procedió a introducir su usuario y contraseña —según le indicaba el mensaje SMS— y le salió un aviso de que su cuenta presentaba un problema y que, en breve, se pondría en contacto un ejecutivo del banco con él. Así, en un par de minutos recibió una llamada en su celular y le dijeron su nombre completo, y pidieron confirmar con él la tarjeta bancaria.

Él les respondió que al ser ellos el banco, deberían tener todos sus datos, a lo que el ejecutivo respondió, dictándosela de memoria. Se la dictó, dándole incluso fechas de vigencia y número de seguridad. Con eso confirmó que se trataba de su banco y más cuando le echaron el rollo de “nosotros nunca le pediremos datos que comprometan su seguridad, pues ya los tenemos todos”. Pero luego le pidieron que por favor volviera a entrar a la página y sincronizara su aparato externo de claves dinámicas (token, netkey, o como le quieran llamar), introduciendo un código que le dieron y escribiendo en la página bancaria, la clave que arrojara. Un mes después, le llegó su estado de cuenta. Resulta que debe un crédito de nómina por un millón de pesos. Sí, también suplantaron su identidad. Algún mesero o gasolinero o alguien, le tomó fotos a su tarjeta y de ahí se originó todo.

México es el octavo país de todo el mundo, más vulnerable al robo de identidad. Por eso, dense de alta en alertas de buró de crédito que les dice cuando sacan a su nombre una deuda nueva. Por eso, nunca carguen su INE más que para ir a votar, y tengan cuidado que les cobren siempre frente a sus ojos. Las bandas de delincuentes están gozando de la total impunidad que reina en el país. Así que cuidado, mucho cuidado.

Te Recomendamos: