Aunque el presidente Andrés Manuel López Obrador crea que las agencias de seguridad estadounidenses se mandan solas y la Casa Blanca nada tiene que ver, lo cierto es que esas oficinas son utilizadas por Estados Unidos para proteger sus intereses.
Los bien informados aseguran que hay una estrategia para presionar a países latinoamericanos que están cediendo muchos espacios económicos a China y Rusia, y definan su posición como aliados de los estadounidenses.
Para eso, la oficina antinarcóticos (DEA, por sus siglas en inglés), será la que continuará sacando trapitos al sol en varios gobiernos, incluido México, pues en los últimos dos años se ha dedicado a acumular información sobre casos de corrupción y algunas operaciones sospechosas con grupos criminales.