Los más recientes sondeos de preferencias políticas en Alemania vuelven a generar inquietud. En los últimos meses, el país, que aún carga con la sombra del nazismo entre 1933 y 1945 ha visto crecer la popularidad de Alternativa para Alemania (AfD), un partido político de extrema derecha del que incluso algunos políticos conservadores se han distanciado.
Según el portal alemán Pollytix, especializado en encuestas, AfD ocupa el tercer puesto de popularidad con 17.5 puntos porcentuales, únicamente por debajo de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) y el partido socialdemócrata (SPD).
Y es que la ideología ultranacionalista y antiinmigrante del AfD no se distancia mucho del nazismo. Tan solo esta semana se dio a conocer que Bjorn Höcke, un dirigente regional del partido, se encuentra bajo investigación por haber lanzado la consigna “¡Alles für Deutschland!” (“¡Todo por Alemania!”), en una manifestación. Se trata de una frase usada por la organización paramilitar nazi “Sturmabteilung”, fundada por el mismo Adolf Hitler.
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En un panorama que augura más desplazamientos forzosos por la inseguridad y crisis climática, el AfD aboga por el rechazo a los migrantes, y sus dirigentes han lanzado varias críticas al gobierno encabezado por Frank-Walter Steinmeier, por los altos costos que supone recibir a refugiados y personas de otra nacionalidad.
Asimismo, la extrema derecha alemana ha hecho del rechazo a la política climática del gobierno su principal batalla, lo que le ha hecho ganar más adeptos. “No queremos política de protección del clima porque el clima siempre cambió a lo largo del tiempo”, ha señalado Beatrix von Storch, vicepresidenta del partido.
Los analistas coinciden en que el partido se aprovecha de la impopularidad de la coalición gobernante, mientras otras personalidades políticas no han desperdiciado la oportunidad de desmarcarse. “Son xenófobos y antisemitas; no tenemos nada que ver con esta gente”, señaló Friedrich Merz, líder de la Unión Demócrata Cristiana.
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